Los fans de la ceremonia de presentación que se llevó a cabo en el Museo Nacional del Corvette en Bowling Green, Kentucky, dijeron que el insustituible biplaza convertible LT1, color blanco, se veía igual de nuevo como cuando salió de la línea de ensamblaje en 1992.
El venerado «número 1 millón» fue uno de los ocho valiosos Corvette tragados por un demonio de la naturaleza que acechaba bajo tierra.
En un ataque sorpresa antes del amanecer, un socavón previamente desconocido, de 12 metros de ancho y 18 metros de profundidad, se abrió en el interior del salón de exhibiciones del Skydome del museo en febrero de 2014.
Algunos de los expertos en restauración del equipo de expertos de General Motors que trabajaron en el auto estuvieron presentes para la presentación del jueves, homenajeando el legado cultural del modelo, como el auto de pasajeros producido de forma continua desde hace mucho tiempo. El Corvette ha estado en producción desde 1953.
Chevrolet, la compañía de GM que fabrica el Corvette, dijo que el ‘número 1 millón’ era el más valioso de los tres autos que los expertos consideraron recuperables. Car and Driver lo valoró en 750.000 dólares o más.
Los restauradores enfrentaron un dilema con cada parte dañada: usar repuestos para reparar el daño suponía la amenaza de reducir la importancia histórica general del auto. Las opciones sobre qué partes originales estaban demasiado dañadas como para poder recuperarlas fueron cruciales.
Las fotografías publicadas el jueves mostraron una asombrosa transformación.
Una gran sorpresa fue la restauración de la parte superior del parabrisas del auto que había quedado aplastada, la cual los restauradores inicialmente casi la habían declarado como una pérdida. Entre otros componentes restaurados se encuentran los asientos de cuero rojo.
Pero, lamentablemente, muchos componentes tuvieron que ser reemplazados, incluyendo:
El capó: fue una de las partes más afectas del auto.
El tablero frontal y paneles inferiores entre las llantas delanteras y las puertas.
Un emblema único «1.000.000» que el auto tenía en el parabrisas cuando salió de la línea de ensamblaje. Este fue reemplazado con una réplica exacta, dijo Chevy, porque los gráficos de computadora originales aún estaban disponibles.
Las piezas de repuesto provinieron de un «vehículo de la misma producción y color, lo que garantiza la autenticidad de las piezas y materiales usados en la restauración», dijo Chevrolet.
Homenajes ocultos y personales
Cuando los restauradores en Michigan comenzaron a desarmar el auto en abril, descubrieron una emotiva sorpresa. Las superficies debajo de casi todas las partes estaban cubiertas de firmas de los trabajadores de la línea de ensamblaje de Bowling Green de 1992.
Un agujero de 12 metros de ancho y 18 metros de profundidad reclamó ocho autos en el 2014.
Cada firma representaba un homenaje personal de uno de los cientos hombres y mujeres orgullosas que honraban su trabajo y la pieza de museo que ayudaron a crear.
El descubrimiento duplicó la determinación de GM por salvar la mayor cantidad posible de piezas firmadas del auto.
Algunas piezas que de otra manera hubieran sido sustituidas —como el tablero trasero y el sistema de escape frontal— en cambio fueron reparadas, como una manera de salvar las firmas contenidas en ellas.
Solamente dos componentes firmados no pudieron ser recuperados. Esos autógrafos fueron escaneados, reproducidos y transferidos a las piezas de repuesto, dijo Chevrolet.
Los restauradores no encontraron firmas debajo de la cubierta de la defensa frontal.
El Skydome del museo vuelve a abrir
Los otros dos Corvette del socavón eran recuperables: un ZR1 Blue Devil 2009, el cual fue restaurado el año pasado y un tuxedo negro convertible 1962.
Según los planes, los cinco Corvette irrecuperables se convertirán en piezas de museo permanentes, exhibidos en la condición en la que fueron recuperados.
Los funcionarios volvieron a abrir el Skydome reparado en el Museo Nacional del Corvette el jueves.
La presentación también celebró la reapertura de la escena del crimen: el Skydome del museo. Su fachada redonda de color amarillo brillante y torre roja de 11 pisos se han convertido en un hito icónico para los viajeros que conducen por Bowling Green, junto a la interestatal 65.
A finales de este año, el museo tiene programado abrir una nueva exhibición interactiva llamada «Corvette Cave In: The Skydome Sinkhole Experience» (Desplome del Corvette: la experiencia del socavón en el Skydome). La exhibición documentará el desastre con una explicación científica del socavón, restos de los autos y ejemplos de la cobertura de los medios de comunicación de todo el mundo.
Los fans de la ceremonia de presentación que se llevó a cabo en el Museo Nacional del Corvette en Bowling Green, Kentucky, dijeron que el insustituible biplaza convertible LT1, color blanco, se veía igual de nuevo como cuando salió de la línea de ensamblaje en 1992.
El venerado «número 1 millón» fue uno de los ocho valiosos Corvette tragados por un demonio de la naturaleza que acechaba bajo tierra.
En un ataque sorpresa antes del amanecer, un socavón previamente desconocido, de 12 metros de ancho y 18 metros de profundidad, se abrió en el interior del salón de exhibiciones del Skydome del museo en febrero de 2014.
Algunos de los expertos en restauración del equipo de expertos de General Motors que trabajaron en el auto estuvieron presentes para la presentación del jueves, homenajeando el legado cultural del modelo, como el auto de pasajeros producido de forma continua desde hace mucho tiempo. El Corvette ha estado en producción desde 1953.
Chevrolet, la compañía de GM que fabrica el Corvette, dijo que el ‘número 1 millón’ era el más valioso de los tres autos que los expertos consideraron recuperables. Car and Driver lo valoró en 750.000 dólares o más.
Los restauradores enfrentaron un dilema con cada parte dañada: usar repuestos para reparar el daño suponía la amenaza de reducir la importancia histórica general del auto. Las opciones sobre qué partes originales estaban demasiado dañadas como para poder recuperarlas fueron cruciales.
Las fotografías publicadas el jueves mostraron una asombrosa transformación.
Una gran sorpresa fue la restauración de la parte superior del parabrisas del auto que había quedado aplastada, la cual los restauradores inicialmente casi la habían declarado como una pérdida. Entre otros componentes restaurados se encuentran los asientos de cuero rojo.
Pero, lamentablemente, muchos componentes tuvieron que ser reemplazados, incluyendo:
El capó: fue una de las partes más afectas del auto.
El tablero frontal y paneles inferiores entre las llantas delanteras y las puertas.
Un emblema único «1.000.000» que el auto tenía en el parabrisas cuando salió de la línea de ensamblaje. Este fue reemplazado con una réplica exacta, dijo Chevy, porque los gráficos de computadora originales aún estaban disponibles.
Las piezas de repuesto provinieron de un «vehículo de la misma producción y color, lo que garantiza la autenticidad de las piezas y materiales usados en la restauración», dijo Chevrolet.
Homenajes ocultos y personales
Cuando los restauradores en Michigan comenzaron a desarmar el auto en abril, descubrieron una emotiva sorpresa. Las superficies debajo de casi todas las partes estaban cubiertas de firmas de los trabajadores de la línea de ensamblaje de Bowling Green de 1992.
Un agujero de 12 metros de ancho y 18 metros de profundidad reclamó ocho autos en el 2014.
Cada firma representaba un homenaje personal de uno de los cientos hombres y mujeres orgullosas que honraban su trabajo y la pieza de museo que ayudaron a crear.
El descubrimiento duplicó la determinación de GM por salvar la mayor cantidad posible de piezas firmadas del auto.
Algunas piezas que de otra manera hubieran sido sustituidas —como el tablero trasero y el sistema de escape frontal— en cambio fueron reparadas, como una manera de salvar las firmas contenidas en ellas.
Solamente dos componentes firmados no pudieron ser recuperados. Esos autógrafos fueron escaneados, reproducidos y transferidos a las piezas de repuesto, dijo Chevrolet.
Los restauradores no encontraron firmas debajo de la cubierta de la defensa frontal.
El Skydome del museo vuelve a abrir
Los otros dos Corvette del socavón eran recuperables: un ZR1 Blue Devil 2009, el cual fue restaurado el año pasado y un tuxedo negro convertible 1962.
Según los planes, los cinco Corvette irrecuperables se convertirán en piezas de museo permanentes, exhibidos en la condición en la que fueron recuperados.
Los funcionarios volvieron a abrir el Skydome reparado en el Museo Nacional del Corvette el jueves.
La presentación también celebró la reapertura de la escena del crimen: el Skydome del museo. Su fachada redonda de color amarillo brillante y torre roja de 11 pisos se han convertido en un hito icónico para los viajeros que conducen por Bowling Green, junto a la interestatal 65.
A finales de este año, el museo tiene programado abrir una nueva exhibición interactiva llamada «Corvette Cave In: The Skydome Sinkhole Experience» (Desplome del Corvette: la experiencia del socavón en el Skydome). La exhibición documentará el desastre con una explicación científica del socavón, restos de los autos y ejemplos de la cobertura de los medios de comunicación de todo el mundo.