Cesáreo José Espinal Vásquez—cjev@cantv.net
El artículo 1 de la Constitución de 1999, estableció la denominación de la Nación como República Bolivariana de Venezuela, ello en el buen sentido de la hermenéutica, es un Estado centralista por lo tanto no federalista y deja asentado, en su artículo 4, “que es un Estado federal descentralizado…”, pretendiéndose dar connotación federal a la descentralización con las elecciones de Gobernadores y Alcaldes, no por nombramientos del Jefe del Gobierno, pero por otra parte, se designan autoridades únicas en las regiones que solapan las funciones propias de Alcaldes y Gobernadores que sean de la oposición, es decir, que no sean militantes del partido de gobierno, visto esto a “grosso modo”. Siendo Venezuela, República y Bolivariana constitucionalmente, es un Estado, integrado por población, territorio e instituciones pública y la cabeza del poder ejecutivo está integrado por el Presidente o Presidenta de la República y el tren ejecutivo, en este sentido y volviendo a la hermenéutica, el Presidente de la República, es el Jefe del Gobierno y no autónomo y discrecional, Jefe del Estado, sino su representante legal, por lo que el Jefe del Gobierno no deberá administrar la Hacienda Pública Nacional y negociar los empréstitos nacionales a su sola disposición, por ética, por moral, aunque lo faculte la constitución, debe someter a consulta en Consejo de Ministros ampliado por lo menos con el Presidente del Banco Central, la toma de decisión para estas sumamente delicadas atribuciones y solicitar la aprobación de la Asamblea Nacional, con ello, todos serán co-responsables por lo bueno o por la malo y el Presidente cubría su responsabilidad directa. El poder ejecutivo no deberá utilizar y menos abusar con la frase “revolución bolivariana”, por dos razones: uno, porque al ser un Estado de Derecho donde se está ejerciendo el poder constitucionalmente, es impertinente la palabra “revolución” y dos, porque lo de “bolivariano”, no es del partido o del gobierno, es de todos los venezolanos sin excepción y es de la República, del Estado. El Presidente de la República fue electo en un sistema político democrático, por lo que debe cumplir bien y fielmente la constitución y las leyes y no irse por la tangente aplicando doctrinas o ideologías de naturaleza marxista, que establece, la eliminación de la clase social, de la propiedad privada y el estatismo absoluto sometiendo a la iniciativa privada a los cánones del sistema marxista, en el 2015, todos aquellos países que estuvieron bajo ese sistema, han cambiado y están transformando ese viejo modelo económico sin caer en la democracia capitalista y salvaje. Nuestra patria, desea vivir en paz, sin revolución ni guarimbas, sin golpes de Estado, ni persecuciones e injusticias, sino en un Estado de Derecho Justo, en la que la oposición se dedique no solo a pregonar lo malo del gobierno, sino ofrecer buenas perspectivas de futuro y el gobierno, no debe irrespetar a la oposición con frases ofensivas de “pelucones, muñequitos, oligarcas, burgueses, etc” y que la oposición, no irrespete al Presidente, llamándole “masburro”, porque es de “malandrismo político”, y además, en el 2015, no ha lugar ”revolución bolivariana”.