En el caso concreto de la OLP solo podría generar algún beneficio importante sí en vez de ser una acción pasajera se quedara permanentemente en los sitios donde se aplica
Leandro Rodríguez Linárez
En los últimos meses el gobierno nacional ha redoblado esfuerzos para atacar las dos principales molestias de los venezolanos; la inseguridad (con la denominada OLP) y la escasez (con las acciones fronterizas). Estas faenas son necesarias, sin embargo no son trascendentales, en cuanto ataca los síntomas y no la enfermedad, he allí el por qué no se observan ni observarán mejoras sustantivas. A más de dos meses de la OLP los problemas de inseguridad en el país siguen graves (incluso empeorando) agosto fue el mes más sangriento del 2015 en Caracas.
Con respecto al cierre y militarización fronteriza, se observa cómo en el Táchira los problemas de desabastecimiento no han mermado, al contrario, se recrudecen ¿Por qué todo esto? En el caso del flagelo de la inseguridad el problema es estructural, comienza desde la complicidad de los organismos policiales y represivos del Estado, un sistema de administración de justicia corrupto, politizado, así como un sistema penitenciario que lejos de ser correctivo se ha convertido en centro de operaciones y un postgrado para el hampa.
En el caso concreto de la OLP solo podría generar algún beneficio importante sí en vez de ser una acción pasajera se quedara permanentemente en los sitios donde se aplica, asegurándole a las comunidades permanencia policial, con equipamiento idóneo, así se hizo en Brasil en las “favelas” con resultados excepcionales. En la manera como se está llevando a cabo genera resultados transitorios, al poco tiempo las zonas en donde se ejecutó han vuelto estar asediadas por el hampa, cada vez más voraz. Con respecto a las fuerzas policiales, el sistema de administración de justicia y el penitenciario es harto conocido su imperiosa necesidad de profesionalización y modernización, en pro de la eficiencia, control y transparencia, todo lo que sea distinto a ello no generará beneficios sostenibles. Con el tema fronterizo existen dos realidades; la primera es similar a lo anterior, se debe profesionalizar, formar y capacitar a las autoridades competentes, apertrecharlos con tecnología, permitiendo así la vigilancia y el control de todo lo que allí acontezca.
En igual orden de importancia, las fronteras venezolanas deben ser habitadas, consolidar infraestructura, darles vida, darles venezolanidad, hoy son territorios inhóspitos donde pululan todo tipo de actividades ilegales.
La segunda acepción, es que los problemas del bachaqueo y contrabando no son lo que ocasionan la escasez, ni la inflación, estos dos factores son solo consecuencias, el problema real, la causa, es un aparato productivo en decadencia al que se le abandonó (intencionalmente o por descuido) para privilegiar el jugoso negocio de las importaciones, así que nada de lo que se haga distinto a apoyar trabajadores y productores venezolanos dará resultado. El gobierno debe asumir responsabilidades, debe: 1) Girar 180 grados la conducción económica del país. 2) Jerarquizar prioridades reales y 3) Transparentar el manejo de los recursos del Estado… ¡Ya sin contrabando no hay a quien culpar!