Uno de esos casos es el Nhaijah Russell, de seis años, que ingirió tres o cuatro chorritos de un antiséptico de manos líquido con sabor a fresa cuando estaba en su escuela en Atlanta.
El gel contenía suficiente alcohol para emborracharla peligrosamente, llegó a urgencias barriendo las palabras y sin poder caminar.
Desde 2010, las líneas de ayuda de los centros de salud en Estados Unidos han visto un incremento de casi 400% en las llamadas relacionadas con niños menores de 12 años que han ingerido antiséptico para manos, de acuerdo con un análisis realizado por el Georgia Poison Center.
“Los niños están usando estos productos con mayor frecuencia, y desafortunadamente, hay un porcentaje de ellos que llega a urgencias”, dijo el doctor Gaylord López, el director del centro.
El porcentaje de alcohol en los antisépticos en gel está entre el 45 a 95%, ingerir aunque sea una pequeña cantidad –tan poco como dos o tres chorritos en algunos casos- puede provocar envenenamiento por alcohol. En comparación, el vino y la cerveza contienen un 12% y 5% de alcohol, explicó López.
El nivel de alcohol en sangre de Nhaijah era de 0.179, el doble de lo que se considera legalmente ebrio en un adulto, de acuerdo con el doctor Chris Ritchey, quien la atendió en urgencias en el Centro Médico Gwinnett cerca de Atlanta.
Los doctores tuvieron que observar a Nhaijah toda la noche en un hospital infantil cercano para buscar signos de trauma cerebral dado que el alcohol había causado que cayera y se pegara en la cabeza, dijo.
“Fue algo atemorizante”, dijo la madre de Nhaijah, Ortoria Scott. “Pudo haber sido letal para mi hija”. El envenenamiento por alcohol puede causar confusión, vómito y mareo. En casos severos, un niño podría dejar de respirar.
López señaló que se reportaron 3.266 casos de alcohol en gel relacionados con niños pequeños en 2010. En el 2014, el número incrementó a 16,117 casos.
La semana pasada, López envió una carta a los sistemas escolares de Georgia advirtiendo sobre el consumo del antiséptico en la que explicó que algunos niños lo hacen intencionalmente para emborracharse, mientras que otros lo hacen por un reto de sus compañeros. Incluso otros, dijo, lo beben porque se ve apetitoso.
“Un niño no está pensando en que esto es malo para él”, dijo López. “Muchos de los más atractivos (antisépticos) son aquellos con aroma. Hay antisépticos de manos con sabor a fresa, uva, naranja y son muy atractivos para los niños”.
López recomienda a los padres y maestros que guarden el antiséptico lejos del alcance de los niños y que monitoreen su uso, como alternativa considera los productos no basados en alcohol o toallitas antisépticas.