“El pasado no existe, ni siquiera es pasado”. Willian Faulner
Nelson Chitty La Roche
nchittylaroche@hotmail.com
@nchittylaroche
El tiempo es un capricho de la vida. Esperamos de él siempre más de lo que está dispuesto a darnos aunque, solemos creer que lo sujetaremos a nuestra voluntad. Se oye decir mañana haremos eso o eso fue anoche como si se tratara de sentencias que de nosotros dependieran pero es verdaderamente más complejo y me temo, somos frágiles ante una dinámica que nos trasciende.
No obstante lo anotado; es menester agregar su calidad inmanente. Vivimos en el tiempo, dentro de él y la única certeza que nos procura es la conexión existencial con un acontecer que como antes dijimos nos supera. Martin Heidegger escribió sobre el asunto un texto que pone en evidencia una de las inteligencias más brutales del siglo XX.
Con franca humildad especularemos apenas en esa sensación que todos compartimos y de acuerdo a la cual, nuestro pensamiento apunta más que frecuentemente a las expectativas, a los deseos, a las convicciones que entendemos configuran nuestro próximo devenir. Así pues llegamos a la casa y tal vez comentemos como nos fue en el día, pero estamos más pendientes de organizar, pensar, armar al día siguiente. El futuro constituye una motivación intensa. Un historiador económico venezolano escribió una obra importante y por cierto no suficientemente valorada que intituló “El futuro es el origen de la historia”. En efecto Asdrúbal Baptista discurrió de esa manera la evolución que comienza con la disposición a realizar programas, ideas, proyectos y de esa forma atina en la construcción de un mejor mundo como diría Aristóteles para el que las acciones del hombre eran dirigidas siempre a un determinado bien.
¿Qué puede aspirar la ciudadanía de aquel que ha sido distinguido para dirigir los asuntos públicos? Me atrevo a opinar, que la mayoría confía en sus buenas intenciones aunque a menudo constatemos la equivocación pero es natural pensar que aquel que lidera, que domina, que conduce, debe hacerlo por el bien de todos, aunque repetimos, puede pasar que lo haga por el bien suyo o de los que él cree que son parte de él o de lo que él representa. Aspirar sin embargo, que el magistrado que escogemos labore para ofrecernos un mejor presente es perfectamente normal. Escoger al dirigente que creemos nos suministrara mejores oportunidades en el sentido de hacerlo bien en el manejo de la cosa pública es igualmente natural. Nos movemos dentro de la lógica y la más sencilla expresión de ese maravilloso concepto que llamamos el sentido común.
A usted que está leyendo yo le pregunto ¿Cómo ve el país, su economía, instituciones, justicia, servicios públicos y futuro? Y perdone si me atrevo a anticipar una respuesta: preocupada y negativa. ¡El asunto no va bien!!! Quien venga a decirnos que Venezuela está bien nos está mintiendo deliberadamente y/o se engaña personalmente. Nuestro país está en la ruina. Con el petróleo más caro de nuestra historia la regaladera de Chávez lo quebró. El populismo despótico y pseudoconstitucional de Chávez y su combo lo lisiaron pero lo peor, es que nadie tiene el valor de hablar del futuro que parece haberse desaparecido en el convencimiento de que el fracaso del socialismo chavista no se acabará pronto. Veamos que hacemos los venezolanos el 6 de diciembre porque a veces el futuro depende de nosotros mismos.