El “dakazo” fue la campanada de que la ruta se había cambiado, ahora la repartición debía producir apoyo (algunos voceros del gobierno reconocen esa conducta como error)
Toby Valderrama y Antonio Aponte | Aporrea.org
El Presidente Nicolás Maduro, líder máximo de la neo-socialdemocracia que nos gobierna, declara en el acto conmemorativo del nacimiento de la OPEP, leamos la noticia:
“Es hora de que se convoque una cumbre de países socios de la Opep”, expresó Maduro durante un acto en conmemoración de los 55 años de fundación de la Opep.
“La situación actual de inestabilidad de los precios afecta las economías, las inversiones (…) y hacen inviable el funcionamiento de nuestros países y de los grandes exportadores del mundo, es una verdad que debe ser reconocida por todos”.
Es la declaración de fracaso del esquema socialdemócrata, el que ya fracasó en el pasado y dio paso al glorioso 4 de Febrero, gesta heroica que, en esencia, fue una rebelión en contra del sistema socialdemócrata. Este sistema se basa en repartir la renta petrolera: la mayor tajada para la burguesía y el imperio, las migajas para los humildes y las protestas del hambre se calman con represión.
El gobierno que sucedió al Comandante Chávez cayó en la tentación socialdemócrata, en el pragmatismo, y abandonando la formación de conciencia del deber social buscó adhesiones a cambio de prebendas materiales. El “dakazo” fue la campanada de que la ruta se había cambiado, ahora la repartición debía producir apoyo (algunos voceros del gobierno reconocen esa conducta como error).
Este esquema es muy eficaz cuando los precios del petróleo están altos y alcanza para todos, las clases medias despilfarran, raspan cupos, viajan a Miami, «dame dos es la consigna», y a los más humildes se les adormita con migajas.
La Revolución intentó romper ese esquema, pagaba la deuda social y procuraba organizar a la masa, difundía valores del deber social; Chávez, él solo era una cátedra de desprendimiento, de nuevos valores, predicaba con el ejemplo y con el verbo.
Cuando la renta disminuye (el precio baja y eso ocurre periódicamente, son los ciclos del capitalismo), entonces la socialdemocracia se ve en problemas. Fue así que el gobierno, frente a la baja del precio, cometió varios errores que, por cierto, fueron advertidos adentro y afuera del gobierno.
Primer error: tapar la crisis. El gobierno declara que «no pasará nada, así el petróleo llegue a cero». Tras este absurdo volaron todos los incondicionales, profundizando la falla. Dejaba de esta manera de preparar a su base para lo que venía. Segundo error: salir desesperado a buscar préstamos, dinero fresco a cambio de trozos de Patria para mantener la ecuación dinero-adhesiones funcionando. Tercer error, y más grave: abandonar la elevación de la conciencia de la masa, la privó de razones sagradas por las cuales luchar, la despojó de la pasión para defender las grandes tareas de la humanidad, convirtió a Chávez en una imagen vacía, falsificó su legado, se entregó a la burguesía, desmoralizó a la masa actuante.
El fracaso era inevitable, hoy el gobierno insiste en resolver la ecuación por el lado equivocado, ahora busca más dinero en la OPEP. Aparentemente es apropiado, algunos lo llaman defender los recursos, pero en realidad es seguir en el mismo círculo satánico, renta alta-apoyo, renta baja-deslegitimación del gobierno y necesidad de reprimir la miseria que ahora llaman inseguridad.
Por este camino podrán poner el petróleo a mil y siempre estaremos atrapados entre el robo de la burguesía (la tradicional y la que se forma a la sombra de los taladros), las sobras para los pobres y la represión que sucede a las vacas flacas.
La solución revolucionaria, chavista, es resolver la ecuación en la conciencia del deber social, devolverle a la masa las razones sagradas por la cuales luchar, volver a Chávez, eso no nos lo puede dar ninguna OPEP, esa fuerza no vendrá de la renta.
Finalizamos con el pensamiento de Fidel: La Revolución debe crear riqueza a partir de la conciencia y no conciencia a partir de la riqueza.
Sabemos que es difícil que la socialdemocracia acepte su error y rectifique, lo más seguro, así lo dice la historia, es que tome el atajo de la represión.