Ya se encienden alarmas por una Vinotinto que involuciona, que tiene argumentos futbolísticos, pero que no los muestra en cancha
No es posible vivir de “sensaciones”. De algunos movimientos “rescatables” que puedan tomarse como índice de desarrollo. La selección venezolana volvió a mostrar alarmantes falencias en la derrota 3-1 frente a Brasil en su segunda presentación en la eliminatoria suramericana hacia el mundial de fútbol Rusia 2018.
Ya se está en la competición oficial. “Sobre el burro”. Y es imperativo conseguir resultados, que en fin de cuenta son los únicos pasos válidos para alcanzar el objetivo. Pero, lo que es peor, no se ve mejoría global y siguen cometiéndose errores de principiante, que complican mucho las cosas.
Más allá de la estadística del acucioso periodista hispano Mr. Chips, según la cual ningún equipo que ha perdido los primeros seis puntos en disputa ha logrado clasificar a los mundiales, hay algo más impactante, por lo negativo, en el accionar de la Vinotinto. Se suele considerar sustantivo el desempeño del equipo (por encima de los marcadores, por circunstanciales), pero es que lo visto hasta ahora en dos partidos suena más a involución que a puesta en marcha de nuevas ideas, de desarrollo.
La ponderación llama a tomar en cuenta la realidad de que la eliminatoria apenas comienza, que solo van 2 de 18 partidos en dos años, lo que da tiempo para mejorar, para evolucionar. Sin embargo, ante Brasil el equipo venezolano se vio desbordado por la velocidad del anfitrión, por su anticipación que siempre le permitió llegar primero y sacar ventaja en las situaciones divididas, mientras el ataque mostraba pocas mejorías. Superados en la media cancha y en los tres cuartos, la defensa se vio a vapores para contener los ataques que llegaban por izquierda y derecha generando oportunidades.
Para colmo, si un error costó el partido ante Paraguay, ahora se cometieron dos grandes. Uno “de camerino”, antes de cumplirse al primer minuto, que echó por tierra cualquier planificación. Guerra perdió la pelota delante de los defensas y esta, desequilibrada, no pudo impedir el cañonazo de Williams, que dobló las manos de Baroja (¿pudo rechazar con los puños ante aquel fusilamiento?). Y al final, cuando el gol de Santos abrió una leve esperanza de igualar, Amorebieta pifió en un intento de despeje y Olivera, a su lado, cabeceó a placer.
Al margen de esos dos errores garrafales, fue claro el manejo del partido por Brasil. Sus toques de primera frente a los intentos criollos de recuperación siempre crearon desequilibrio, y su velocidad y armonía no dejó dudas sobre la superioridad.
En la ofensiva venezolana, Santos aportó profundidad, pegó dos cabezazos en sendos corners y marcó el gol con oportunismo, puesto en la brecha para aprovechar centro y precisa peinada que desvió hacia el segundo palo. Pero el desorden en el medio campo, donde siempre mandó el adversario, no permitió mayores oportunidades.
No fuer suficiente con los 4 cambios (¿Lucena no estuvo bien en la zaga ante Paraguay?), justificados los de Suárez y González por agotamiento, el de Falcón para abrir oportunidad a Santos. En general, no mejoró el desarrollo global. Cuadro preocupante, además, porque las modificaciones tampoco han permitido evolucionar, el revulsivo no aparece por parte alguna. Malo, malo…
Sanvicente dolido
De nuevo falló la Vinotinto, los errores puntuales de los jugadores que defienden la selección están pasando factura en el combinado que dirige Noel Sanvicente, quien recibe todas las culpas por haber perdido dos partidos seguidos empezando la eliminatoria y que ponen en entre dicho su capacidad para dirigir la selección nacional.
El trabajo previo, la planificación del encuentro, lo dicho en las charlas durante la concentración se perdió apenas empezando el encuentro. Un descuido, una pérdida de pelota irresponsablemente provocaron que al minuto Brasil ya ganara un juego que en Fortaleza los entendidos esperaban que fuera complicado.
En la conferencia de prensa post partido Sanvicente, afirmó que no cayó bien ese gol tan rápido. “Lo planificado se fue a los 40 segundos, ese error en salida te acaba toda la planificación.
La idea era que ellos cayeran en desesperación y con ese gol tan rápido ganaron confianza”, dijo. “Estamos muy dolidos porque se trabajó para contrarrestar los primeros quince, veinte minutos de juego y lamentablemente ese error garrafal que tuvimos le dio la confianza a ellos y supieron controlar”.
Armando Naranjo
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