La situación en Corea del Norte alcanzó tal dimensión en su crisis, que además de los reclamos de cambios manifestados por la ONU y distintas y reconocidas organizaciones internacionales, se sumó por primera vez el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) y su titular Adolfo Pérez Esquivel
“El pueblo norcoreano vive bajo tensión permanente y sería necesario abrir instancias de diálogo entre las dos Coreas a fin de resolver los conflictos vigentes”, sostiene a modo de inicio la carta dada a conocer por el Serpaj.
“Uno de los hechos más significativos que necesitan enfrentar y resolver es la situación de los derechos humanos en Corea del Norte, donde se violan sistemáticamente y generan el dolor y la incertidumbre en un país altamente militarizado y falta de libertades políticas, sociales y culturales”, agregó.
También recuerda que la comunidad internacional, la ONU y diversos países vienen reclamando para ese país el respeto a los derechos humanos y que las resoluciones de las Naciones Unidas no son acatadas.
“Frente a esa situación, la ONU trata de someter al líder norcoreano al Tribunal Penal Internacional (TPI) para juzgar los crímenes de lesa humanidad”, recordó la organización humanitaria.
Con la firma del premio Nobel de la Paz, recuerda que la Comisión de investigación de la ONU “pone en evidencia las violaciones de los derechos humanos, como la vulneración de los derechos ciudadanos y los prisioneros, sometidos a torturas y trato cruel y degradante”.
También denuncia que se aplican metodologías conocidas en Argentina, América Latina y naciones de otros continentes, como la desaparición forzada de personas y secuestros de ciudadanos extranjeros.
“Los hechos se conocen por diversos testimonios de personas que lograron salir de Corea del Norte”, sostiene Pérez Esquivel en sintonía con la entrevista que Télam publica a Oh Young Gin, quien pudo escapar y relatar las penurias en su país.
“El problema central –plantea el Serpaj- es qué se puede hacer para que las autoridades del Corea del Norte respeten los Derechos Humanos de las personas y los derechos colectivos del pueblo”.
“La estructura actual de la ONU y de la Comisión de DDHH es débil y en casos como Corea del Norte y otros en el mundo, no cuentan con los instrumentos jurídicos necesarios y sanciones para lograr que las autoridades de esos países respeten la vida y la libertad de sus ciudadanos”, agrega el documento.
“En un país dividido en dos Coreas, es necesario abrir instancias de cooperación y reencuentro entre familias que viven sin poder encontrarse durante varias décadas, violando sus derechos”, propuso finalmente el Serpaj.
Agencias