Las comunidades, organizadas o no, han decidido tomar la justicia por sus propias manos a través de los linchamientos sacando lo más salvaje, miserables e inhumano de cada persona, acción que se genera ante tanta impotencia e impunidad
Omar Ávila
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010
En las últimas semanas hemos visto como los atracos masivos en las playas de Falcón, Anzoátegui e Higuerote, robos colectivos en el Metro de Caracas y en el cine han venido en franco ascenso.
Asimismo se repiten estos episodios a plena luz del día en las calles, plazas, parques, centros comerciales y hasta en las aulas de clases, tanto a nivel universitario, como de educación básica en colegios públicos y privados.
Lamentablemente, hoy en día en nuestro país, el hampa no solo no respeta investidura, raza, color o ideología política, sino que no hay lugar en el que podamos estar seguros, porque hasta encerrados en nuestras casas podemos ser víctimas del hampa, tal como ocurrió meses pasados cuando un antisocial ingresó a un apartamento por el balcón en un piso tres.
En un gobierno serio y responsable esto debería de ser condenado, sin embargo vemos que solo guardan silencio y como siempre, no reconocen su fracaso ante el tema de seguridad social y ciudadana, un derecho amparado por la Carta Magna.
Igualmente los venezolanos hemos sido testigo del avance desmedido de la delincuencia en nuestro país; que el nivel de impunidad es tal que estos antisociales arremeten, no solo contra un pueblo indefenso, sino que ha cobrado la vida de más de 200.000 ciudadanos en una larga lista que incluye funcionarios policiales, militares, escoltas, autoridades de distintos niveles como: concejales, alcalde, fiscal y hasta diputados como el caso de Robert Serra, quien recientemente cumplió un año de haber sido abatido por el hampa en su vivienda.
¿Y el Estado? ¡bien gracias! puros show mediáticos, electoreros, mientras por un lado la impunidad en materia judicial es atroz, sumado a que en las cárceles hay unos 50.000 reclusos hacinados, esperando por juicio; por otro lado, hay que sumarle que en las calles andan suelto al menos el triple de ladrones atracando y asesinando a diestra y siniestra.
Tan es así, que las comunidades, organizadas o no, han decidido tomar la justicia por sus propias manos a través de los linchamientos sacando lo más salvaje, miserables e inhumano de cada persona, acción que se genera ante tanta impotencia e impunidad.
Mi llamado una vez más es a que se avoquen a este grave flagelo, más allá de la diatriba política y de seguir echándose la culpa unos a otros, porque aquí nadie está a salvo. Debe ser un trabajo conjunto entre todos los niveles de gobierno, en el que realmente se enfoquen en este difícil problema que hoy nos azota.
Para finalizar quiero nuevamente exhortar a las autoridades para que realmente tengan la voluntad y creen un Plan que rinda frutos verdaderos y perdure en el tiempo, ya basta de improvisaciones y de teatros, lo que está en juego es la vida de casi 30 millones de venezolanos que deseamos vivir en verdadera paz, no de la boca para fuera.