Las redes sociales transformaron la dinámica de las relaciones de pareja, en el momento en que crean lazos afectivos con varias personas al mismo tiempo, mientras nos alejamos de la realidad, para sumergirnos en un mundo mágico por todo lo que ofrece
Debido a las redes sociales, el modo cómo nos relacionamos ha cambiado, afectando significativamente las relaciones sentimentales, tanto en el momento de buscar la pareja ideal, como cuando ya tiene un vínculo amoroso estable.
Si estamos en la búsqueda de un compañero según una necesidad particular, el espacio virtual ofrece una gama de posibilidades, pues, con solo hacer click en el ratón, entablamos un contacto para iniciar una relación en un tiempo breve y, con probabilidad, a un enamoramiento rápido, una vez que la desinhibición y la idealización del otro cambian las reglas del juego de las relaciones en este espacio.
- Dos perfectos extraños
que se hacen cómplices
Antes el modo de relacionarse con alguien era distinto al momento actual, las relaciones se forjaban presencialmente, tras días o semanas de conversación, con un período de conquista considerable, además de que necesitábamos el visto bueno de familiares y amigos antes de dar rienda suelta al amor.
En el presente, gracias a las redes, los vínculos amorosos son tan rápidos que se pueden dar en horas, aunque la persona la estemos viendo por primera vez. De igual manera, se produce un efecto mágico: la mayoría se siente menos expuesta que en el espacio real para hacer confidencias y conectarse afectivamente.
Lo anterior se ha llamado el anonimato análogo, cuando dos perfectos extraños se hacen cómplices. Se conectan, delante de un teclado, usando un formato para escribir compartido. En este escenario se genera un ambiente que favorece la desinhibición, para hablar íntimamente, lo que mejor define el espacio virtual.
Por consiguiente, las relaciones se han vuelto libres e independientes, debido a que las comunidades virtuales ofrecen una variedad de alternativas, que se traducen en muchos perfiles, para cada gusto, necesidad y circunstancia (solteros, casados o sexodiversos).
De ahí que, en el presente, muchas personas se conozcan fugazmente por Internet, y se enamoren también de modo rápido, o por lo menos se ilusiones. De hecho, la situación ha llegado hasta el terreno de las estadísticas, dilucidando que de cuatro personas, una se enamore por este medio.
A pesar de todo lo que brinda ese mundo mágico del ciberespacio, el éxito de una relación dependerá de cuan congruente sea lo mostrado, a través de la pantalla de computadora, y lo que esa persona ofrezca cuando la tengamos frente a frente.
- Romances bajo
el velo del anonimato
Debido a que estas relaciones del mundo virtual se dan en la distancia, bajo el velo del anonimato, a través del chateo, la idealización del otro hace de las suyas, una vez que se cae en letargo y se desconoce, u olvida, que se pueden decir mentiras o medias verdades, lo cual ciertamente ocurre con los estafadores del ciberespacio.
Asimismo, como consecuencia de la libertad que define el espacio virtual, el modo de relacionarse es más abierto permitiendo que las personas se muestren tal como son y puedan manifestar sus preferencias; sin embargo, ese anonimato consiente que algunos se presenten lejos de la realidad, como quisieran ser, o les convendría, para obtener algún beneficio.
La sensación de anonimato, como también la ausencia de contacto directo, facilita que actuemos de modo más abierto, que nos comportemos de manera diferente a como lo hacemos en el mundo real, ya que, a veces, con una identidad que disfraza la verdadera, nos sentimos más dispuestos a expresar emociones, tener contactos más íntimos, lo cual se nos complica cuando la persona está al frente nuestro.
Asimismo, es un hecho que cuando existe cierta distancia, tendemos a idealizar, damos paso a la imaginación para crear una imagen irreal de lo que esperamos encontrar en un plano inconsciente, entramos en el terreno de la fantasía porque desconocemos defectos que solo saldrían a relucir con el trato cotidiano, o con la convivencia, y descubriríamos que solo es un simple mortal, y no príncipe del lejano oriente que se encuentra del otro lado de la pantalla.
- Mercadeando las
relaciones de pareja
Debido a la gama de opciones que ofrece el espacio virtual, las relaciones de pareja se han vuelto perecederas. Si un romance que comienza velozmente en el ciberespacio pronto acaba, tendremos la posibilidad de conseguir otro en un tiempo breve, como también de enamorarnos fugazmente, gracias a la variedad de redes sociales de pareja.
Lo anterior aunque suena rudo es lo que vende el ciberespacio, cuando cual mercado oferta tantas posibilidades como las personas puedan captar en tiempo real, una vez que muchos coincidan en un horario para comunicarse e intercambiar experiencias.
Las redes sociales transformaron la dinámica de las relaciones de pareja, en el momento en que crean lazos afectivos con varias personas al mismo tiempo, mientras nos alejamos de la realidad, para sumergirnos en un mundo mágico por todo lo que ofrece, incluso una gran variedad de modos de relacionarse.
Ahora existen nuevas clases de relaciones, como quienes mantienen un vínculo formal pero cada uno duerme en su casa; los que deciden disfrutar la vida postergando la procreación, en fin, otras formas de interacción en las que el mundo globalizado tiene mucho que ver, cuando la posibilidad de enamorarse y ser correspondido se hace efectiva por las muchas herramientas que ofrece la tecnología.
Para todos
los gustos
*** Debido a que necesitan menos tiempo y menos condiciones que las reales, las relaciones virtuales que se consiguen en redes sociales resultan cada vez más atractivas para los que prefieren dejar fuera el destino y planear su romance, y para ello cuentan con un sinfín de posibilidades.
*** Aunque resulta cautivador, lo anterior influye en que las relaciones de pareja se hayan vuelto perecederas, ya que, debido también a la variedad de ofertas, aquello de conquistar a alguien se hace mucho más fácil cuando depende de un click momentáneo, y por supuesto de un buen selfie
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas