WASHINGTON. Miembros del Congreso dijeron que desean obtener más detalles sobre la investigación del FBI que reveló un aventura extramarital entre el ex director de la CIA David Petraeus y su biógrafa, preguntándose desde cuándo el general retirado surgió en la pesquisa, si se vio comprometida la seguridad nacional y por qué no se les comunicó del asunto con celeridad.
«No se nos avisó de antemano. Nos cayó como una enorme sorpresa», dijo la senadora demócrata Dianne Feinstein, quien encabeza la Comisión de Inteligencia del Senado.
El FBI investigaba correos electrónicos amenazantes que Paula Broadwell, la biógrafa y amante de Petraeus, le envió a una segunda mujer. Esa pesquisa sobre los correos de Broadwell reveló la relación entre ella y Petraeus. El FBI se puso en contacto con Petraeus y otros funcionarios de inteligencia, y el director nacional de Inteligencia James Clapper le pidió la renuncia al general retirado.
Un funcionario castrense de alto rango identificó a la segunda mujer como Jill Kelley, de 37 años y residente de Tampa, Florida, quien se desempeñaba como enlace sin sueldo con la Base MacDill de la Fuerza Aérea en Tampa, donde está la sede del Comando Central y el Comando Especial de Operaciones de las fuerzas militares.
Personal de Petraeus dijo que Kelley y su esposo eran invitados con frecuencia a eventos que él realizaba en la sede del Comando Central.
En un comunicado emitido el domingo por la noche, Kelley y su marido, Scott, dijeron: «Nosotros y nuestra familia hemos sido amigos del general Petraeus y de su familia por más de cinco años. Respetamos su privacidad y la de su familia y deseamos lo mismo para nosotros y nuestros tres hijos».
Un funcionario estadounidense dijo que los países de la coalición representados en el Comando Central le dieron a Kelley un certificado de apreciación en el cual se refieren a ella como «embajadora honoraria» ante la coalición, pero la mujer no tiene estatus oficial ni es empleada del gobierno de Estados Unidos.
El funcionario, que pidió mantenerse anónimo por carecer de autorización para abordar el caso públicamente, dijo que se sabe que Kelley no mencionaba la palabra «honoraria» y se presentaba como una embajadora.
El funcionario militar, que solicitó el anonimato porque no está autorizado a hacer declaraciones sobre la investigación, dijo que Kelley recibió mensajes amenazadores de Broadwell, los cuales llevaron a que el FBI examinara su cuenta de correo electrónico y finalmente descubriera la relación de ella con Petraeus.
Un ex colaborador del general retirado confirmó que Kelley fue quien recibió los correos amenazadores, pero dijo que no había un amorío entre ambos. Habló a condición de mantenerse anónimo para hablar de la vida privada de Petraeus.
El asociado, que ha estado en contacto con Petraus desde su renuncia, dijo que desde hace tiempo Kelley y su esposo son amigos de Petraeus y su esposa, Holly.
Los intentos para ponerse en contacto con Kelley fueron infructuosos. Broadwell no respondió llamadas telefónicas ni correos electrónicos.
AP