El Tribunal Supremo de EEUU examinó hoy si hubo discriminación racial cuando el joven negro Timothy Foster fue condenado a muerte por un jurado formado en su totalidad por ciudadanos blancos, un caso que cuestiona la forma en la que los afroamericanos reciben justicia
Los abogados de Foster, que admitió haber participado en el asesinato en Georgia de una mujer blanca de 79 años, argumentan que fue sentenciado a muerte porque el jurado rechazó considerar las pruebas que apuntaban a que Foster sufría una grave enfermedad mental, que le impedía ser consciente de sus actos.
A la hora de elegir el jurado para Foster, en 1987, la acusación descartó a los cinco candidatos negros que se presentaron, según recoge el blog del Supremo.
Unas notas de la acusación, encontradas casi 20 años después de la sentencia, mostraron que cada uno de los cinco candidatos afroamericanos a formar parte del jurado había sido identificados con una «B» (de «black», negro en inglés) al lado de su nombre, con el fin supuestamente de descartarlos para el jurado.
Durante la vista de hoy, la jueza Elena Kagan, la más joven de los nueve magistrados del alto tribunal, consideró que la condena de Foster supuso una clara violación de las reglas que el Supremo implementó en 1986 para evitar la discriminación racial en la selección de los miembros del jurado.
Para la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP, en inglés), la principal organización del país de defensa de los afroamericanos, este es uno de los casos que muestra la discriminación que supuestamente sufren los ciudadanos negros en las cortes a la hora de recibir justicia.
La audiencia sobre el caso de Foster ante el Supremo, que emitirá su veredicto en junio, llega en un momento en el que las tensiones raciales se encuentran a flor de piel después de la muerte de varios ciudadanos negros a manos de policías blancos, que luego quedaron libres de cargos.