Quienes se encontraban casi a las 12:00 de la noche del domingo en las inmediaciones de la avenida principal Fernández Padilla de Clarines, observaron con estupor cómo tres hombres eran arrastrados por un vehículo tras impactarlos a exceso de velocidad.
Y mayor aún fue su sorpresa al ver que el conductor causante del accidente, no se detuvo sino 200 metros después, se bajó y desapareció del lugar dejando el vehículo abandonado.
Mientras, en la carretera quedaron regados los cuerpos sin vida de Carlos Enrique Alvarado, de 45 años, de ocupación obrero; Julián José Goitia Tiapa (24), agricultor, y del comerciante Carlos Alfredo Castillo, de 42 años.
Ante la escena tan dantesca, la furia fue colectiva.
Los testigos del siniestro y algunos vecinos que al oír el ruido salieron de sus casas para ver qué pasaba no lo pensaron dos veces para prenderle candela al Jeep modelo CJ7, sin placas, involucrado en el arrollamiento.
Al lugar del accidente se presentaron las autoridades de Tránsito Terrestre de la Policía Nacional Bolívariana del municipio Bruzual, efectivos del Cuerpo de Bomberos, detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), de Píritu y del Destacamento 522 de la Guardia Nacional Bolivariana.
A las 4:00 de la madrugada, una comisión de Tránsito Terrestre trasladó los cadáveres a la morgue del hospital Luis Razetti, en Barcelona.
En el recinto determinaron la muerte por politraumatismos.
Vía El Tiempo