¿Qué nos aparta de Dios?
Lo que nos aparta de Dios es la naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán y Eva, que es la raíz de todos los males que han afectado a la humanidad en todos los tiempos.
En los versículos 10 al 18 del capítulo 3 del libro de Romanos podemos leer: “Como está escrito, no hay justo, ni aún uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles. No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta, con su lengua engañan, veneno de áspides hay debajo de sus labios, su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran a derramar sangre. Quebranto de desventura hay en sus caminos. Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos”.
El Padre Celestial aborrece el pecado, no puede tolerarlo porque Él es Santo y como todos nacemos pecadores estábamos separados de Él y de su gloria.
Por ello en su infinito amor y misericordia, Dios envió a su Hijo Unigénito Jesucristo, como lo podemos leer en Juan 3:16, a morir por nosotros para perdón de pecados y salvación eterna.
Solo la sangre bendita de Jesucristo podía lavar al hombre de sus pecados y al morir pagó el precio de una deuda que teníamos nosotros con el Padre.
Por eso Jesucristo no vino al mundo a fundar iglesias ni organizaciones, sino a restaurar la relación del Padre con la humanidad predicando el amor a Dios, el amor al prójimo y la necesidad de arrepentimiento, entregándole nuestra vida para que la guie el Espíritu Santo de Dios.
Jesucristo dijo: “….No he venido a llamar a justos sino a pecadores”, 3-23 del libro de Romanos.
El cristianismo no es una religión, es declarar que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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