Chelsea hizo pública por primera vez la acusación detallada de insultos racistas lanzados por un árbitro e insistió que no hubo malentendidos y que dos de sus jugadores escucharon a Mark Clattenburg usar la palabra «mono» durante un partido de la liga Premier.
El presidente del club, Bruce Buck, optó por poner fin al silencio público del Chelsea sobre la acusación que genera nuevas preocupaciones sobre la lucha del fútbol contra el racismo pese a las investigaciones en curso de la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) y la policía por los incidentes durante el partido del mes pasado ante el Manchester United.
Los campeones europeos han sido criticados por presentar una queja ante la FA al tiempo que sigue respaldando a su capitán John Terry, que acaba de cumplir una suspensión de cuatro partidos por lanzar insultos racistas a un rival.
Sin embargo, Buck dijo en una entrevista con el diario London Evening Standard que el Chelsea tenía la obligación de reportar las acusaciones después de que dos mediocampistas negros, el nigeriano John Obi Mikel y el brasileño Ramires, dijeron que escucharon la palabra ofensiva.
«Supongamos que tratamos de barrer esto bajo la alfombra y decirles a varios jugadores, ‘mira, no es gran cosa y la prensa va a estar sobre nosotros, quizá quieras reconsiderarlo»’, dijo Buck según lo citó el periódico en su edición del martes. «Si eso se hubiese filtrado, habríamos sido crucificados en serio».
Buck está seguro que las acusaciones son fundamentadas ante las insinuaciones de que los jugadores podrían haber malentendido a Clattenburg. «Hablé con los jugadores implicados, ya sea porque fueron presuntamente los destinatarios de los insultos o porque lo escucharon, tres veces distintas», dijo el abogado estadounidense. «Les pregunté si podrían haberse equivocado. Les pregunté si podrían haber escuchado ‘Mikel’ en vez de ‘monkey (mono)’. Creo haber cubierto esa posibilidad».
«Al mirar a los ojos a los jugadores, pude ver que estaban molestos pero ningún jugador ni cuerpo técnico exigió que presentásemos una queja. Ellos nos dieron sus declaraciones. La decisión fue tomada por nosotros, la directiva del Chelsea».
Sin embargo, la decisión fue tomada sin considerar cómo sería relacionada con el hecho de que pese a ser suspendido por lanzar insultos raciales el año pasado contra el defensa Anton Ferdinand, del Queens Park Rangers, Terry aún sigue siendo el capitán del club.
«Los medios parecen yuxtaponer ‘nuestro apoyo’ a John Terry y lo que sucede aquí, y nos ven como si fuésemos un poco hipócritas», dijo Buck. «Tenemos que divorciar la situación de John Terry de esto. Desde nuestro punto de vista, la situación más reciente fue bastante clara».
AP