Página escrita para La Voz por los profesores de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela. La responsabilidad de las opiniones emitidas en sus artículos y Notas Internacionales es de los autores y no comprometen a la institución.
Culminando el 2015
Hector Constant Rosales
Ya al cierre de 2015 es mucho el balance que puede hacerse sobre el acontecer internacional, con miras en los serios desafíos que se presentan a nivel mundial y regional para el año 2016.
La mayor parte del mundo industrializado del Norte ha focalizado su interés en la lucha contra el terrorismo, que cobró trascendencia mediática particular luego de los terribles atentados de París en noviembre. El flagelo del terrorismo no es nuevo y forma parte de la agenda de discusiones de Naciones Unidas desde hace décadas sin haber logrado consensos ni destacados avances. Sin embargo, los continuos ataques del Ejército Islámico están logrando lo que la burocracia internacional no había podido: reunir voluntades para evitar mayores desencadenamientos de terror y odio. Aunque nunca hemos propugnado que el terror sea combatido con más terror, lo cierto es que la proliferación de movimientos que se inspiran en la muerte, en la masacre y el fanatismo, son un peligro para la pervivencia de la tolerancia y los valores de la humanidad. La idea sería que el combate que se libre en contra del oscurantismo no se haga a favor del incremento del poder de las armas y del capital, sino se cimiente sobre la base del respeto a las culturas, a la autodeterminación y a la vida.
Mientras el gran equilibrio internacional se construirá una vez más sobre la lógica de la guerra y el conflicto, América Latina y el Caribe seguirá luciendo su principal logro político en siglos: ser y fortalecer una zona de paz. Pero la paz no sólo tiene aristas políticas, pues la paz también depende del bienestar de las poblaciones y de la atención de los derechos sociales y económicos que permiten el incremento de los índices de inclusión. El año actual se termina con dos tendencias políticas que pueden suponer divergencias para el año 2016: por un lado gobiernos con un fuerte acento en la participación estatal y que priorizan el gasto público, frente a gobiernos que prefieren confiar en el mercado y la competencia. Pero los grandes retos mundiales obligarán a ambas tendencias a concentrar esfuerzos en objetivos comunes que legitimen -o no- sus acciones de gobierno: la erradicación de la pobreza y del hambre, el aumento de la matrícula escolar, la disminución de la violencia urbana y la reducción de la desigualdad obligarán a los países a buscar espacios de diálogo común.
Obviamente, el alcance de estos desafíos no estará desprovisto de turbulencias políticas y potenciales desencuentros regionales. La crisis política brasileña tendrá inéditas consecuencias para un país llamado a emerger como potencia, y que ahora ve comprometida su institucionalidad por luchas internas de poder; asimismo la victoria de Mauricio Macri dará un giro a la política exterior argentina y buscará influenciar al Mercosur, que de corte regionalista semi-cerrado de los últimos años tratará de volver a su origen liberal. Si bien la democracia sigue consolidándose, como lo demostró la cívica jornada electoral venezolana del 6D, el reto será conjugarla con desarrollo sostenible y humanismo.
Notas internacionales
Giovanna De Michele I.
Internacionalista
@giovdemichele
III guerra mundial
En los últimos días han proliferado las voces que plantean la posibilidad del estallido de una tercera guerra mundial. Desde el Papa Francisco, hasta el Secretario General de la ONU y diversos Jefes de Estado, han expresado su preocupación por el crecimiento del grupo terrorista ISIS, y la necesidad de conjugar esfuerzos tendentes a minimizar su capacidad de daño.
Sin embargo, pocos reconocen que la tercera guerra mundial está en pleno desarrollo, y se está librando desde el año 2001, contra un enemigo etéreo y difuso que maneja con niveles de excelencia el factor sorpresa. Es una guerra atípica que no responde a la caracterización acuñada durante los siglos XIX y XX, a la hora de definir las grandes conflagraciones mundiales.
Dilma Rousseff en apuros
El segundo mandato de la presidenta brasileña Dilma Rousseff ha entrado en un agudo proceso de deterioro, marcado por niveles históricos de escasamente un 10% de aceptación entre sus connacionales. Sin embargo, su mayor problema en la actualidad no es precisamente la falta de apoyo popular, sino las graves denuncias que debe enfrentar, en torno al uso indebido de los recursos del Estado y la alteración de las cuentas presentadas ante las instancias pertinentes de los poderes públicos.
En estos momentos, la sucesora de Luiz Inácio Lula Da Silva, encabeza un Gobierno cuya estabilidad depende de la apreciación y voluntad de facciones políticas que en algún momento fueron afines, pero ahora constituyen el mayor elemento de presión en su contra.
Legitimidad democrática
Las recientes elecciones en Argentina y Venezuela, han reactivado el debate sobre la legitimidad democrática en América Latina, en virtud de la necesaria convivencia que se plantea en ambos casos, entre un Poder Ejecutivo y un Poder Legislativo dominados por partidos políticos contrapuestos.
Sin duda, una situación considerada ideal para la salud del sistema democrático en cualquier parte del mundo; representa una seria perturbación para el ejercicio del poder en estos dos estados, en los que durante más de una década se ha observado una clara hegemonía del Ejecutivo sobre los demás poderes públicos, en detrimento de la anhelada legitimidad democrática, contemplada por demás en diversos acuerdos a nivel regional.