El mal olor y los desastres causados por los perros mantienen en zozobra a los vecinos del sector
En un ambiente donde las moscas, ratones, el mal olor y el desastre son quienes reinan, los habitantes de Colinas de El Paso deben dar continuidad a su vida aunque las condiciones de salubridad no son las adecuadas.
La razón de este problema obedece a los cerros de basura que adornan el botadero de la comunidad, ya que el servicio de aseo comenzó a presentar fallas y por ende, empezaron a acumularse innumerables bolsas repletas de desechos.
Tiempo atrás la calidad del servicio prestado al sector no era una maravilla, tal y como lo calificó una residente; sin embargo, los camiones cumplían con el cronograma estipulado para la visita semanal. Ahora pasan meses enteros sin que los trabajadores del aseo urbano pongan pie en la localidad.
Esta anomalía en los patrones regulares ha desembocado en una importante serie de problemas que van desde malos olores hasta la propagación de enfermedades a través de animales, y plagas que hacen fiesta en el basurero.
Rosa Landaeta cuenta cómo su calidad de vida ha ido disminuyendo progresivamente debido al molesto basurero ubicado justo al frente de su casa, a escasos 10 metros de la puerta principal de su vivienda.
‘‘Por culpa de este basurero acumulado al frente de mi propiedad tengo que calarme olores inaguantables’’, dijo mientras relató cómo hasta ha perdido las ganas de comer, ya que cada vez que se sienta frente a un plato de comida la pudrición solo le causa malestar.
‘‘Es increíble cómo se propagan las infecciones porque hay muchos perros, ratones y moscas rondando nuestras casas; todo eso nos lo transmiten y terminamos enfermándonos por un problema que no han logrado resolver las autoridades competentes’’, expresó mientras contó cómo su compañero de vivienda se las ha visto color de hormiga con un problema respiratorio generado por el fétido olor que se percibe en el ambiente.
Por su parte, Adermecio Linares, otro afectado residente de la comunidad, destacó que los niños pequeños son quienes más sufren con el problema del basurero por el hecho de ser más vulnerables.
‘‘Pequeños niños que viven por aquí son los más propensos a enfermarse’’, aseguró al instante que señalaba a un infante jugando con un perro callejero. ‘‘Ese mismo contacto con los animales de la calle es lo que termina afectándolos ya que esos perros pasan el día entero buscando comida de entre las bolsas de basura.
Linares, de igual forma, comunicó que en reiteradas ocasiones han enviado peticiones a la Alcaldía de Guaicaipuro para informarles sobre la situación; no obstante, han hecho oídos sordos mientras la anarquía sigue siendo la mandamás en la comunidad.
Frederick Ortiz