Salomón Benshimol R
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El Nacimiento de Jesús
En Belén, los pastores cumplían con su trabajo de vigilar y cuidar sus rebaños, era de noche, una noche como todas las noches, solo que Dios tenía determinado otra cosa que aún los pastores no conocían. Sin embargo se notaba la ciudad de Belén muy agitada por la cantidad de gente que había llegado a ella a empadronarse. Pero de pronto se les presentó un Ángel del Señor con el fin de anunciarle la buena nueva, ya que serían testigos del acontecimiento más hermoso en toda la historia de la humanidad. El Ángel iluminó a esos pastores, quienes se asustaron, ya que no sabían ni entendían lo que sucedía y mucho menos se imaginaron lo que habría de suceder. Nunca habían visto algo semejante, quizá habían escuchado de ángeles y de la Gloria de Dios, pero nunca pensaron que esa misma noche serían testigos de una manifestación celestial con una anuncio que estremecería a una nación.
El ángel se manifestó
Cuando el ángel percibió que los pastores de Belén estaban asustados por el resplandor mismo de su presencia, les dijo que no tuvieran temor, que la razón de esta visita angelical era para darles una buena noticia, que traería gozo a todo el pueblo. Resulta que esa misma noche, en esa pequeña ciudad donde tiempo atrás había nacido el rey David, ahora se llenaba de gloria porque un Salvador que es Cristo el Señor había nacido para traer esperanza al pueblo de Israel y al mundo entero.
Y dijo el ángel: “Les voy a dar una señal, hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Y mientras los pastores se recuperaban del gran susto por la presencia de un ángel, repentinamente apareció una multitud de ángeles celestiales que vinieron a alabar a Dios. Los pastores de Belén nunca imaginaron que esa noche el ministerio de adoración que canta en los cielos había descendido para un concierto, la alabanza era sencilla, pero poderosa: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz y buena voluntad para con los hombres.
Obedeciendo al ángel
El evangelio según San Lucas, capítulo dos, dice que hallaron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre, así como el ángel se los había manifestado. Cuando los pastores encontraron a María y a José les contaron lo que el ángel les había dicho acerca del niño y todos los que oyeron se maravillaron de estas palabras. Qué día tan especial para estos pastores de Belén, así que regresaron a sus casas glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto.
La visita de Los Reyes Magos
Con el transcurso del tiempo, llegaron a Jerusalén unos Reyes Magos buscando al rey de los judíos que había nacido, pero llegaron a la dirección equivocada. Llegaron al palacio del rey Herodes y preguntaron dónde se encontraba el rey de los judíos, ya que llegarin en su búsqueda y con el fin de adórarlo, no solamente llegaron al lugar equivocado, sino que también le preguntaron a la persona equivocada. Herodes no sabía lo que los magos le preguntaban, pero los magos sin darse cuenta de su acción inocente, enojaron al rey y a toda Jerusalén. Herodes no tenía todas de qué responder y mandó a llamar a los sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Los sacerdotes le recitaron al rey Herodes un versículo de la Biblia, del profeta Miqueas, que profetizaba: “De Belén saldría el Cristo”. Entonces Herodes mandó a llamar a los magos y les dijo: “Ya tengo la respuesta”; y los mando a Belén, pero les dio un encargo, les dijo que cuando lo encontraran le avisaran, “porque yo también quiero adorar al Cristo”. El rey Herodes también resulto mentiroso.
La estrella
Los magos también tenían una señal, era una estrella, la venían siguiendo desde oriente y esta estrella iba delante de ellos y se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Al llegar a la casa vieron al niño con su madre María y se postraron, lo adoraron, abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Estos magos venían de muy lejos, Dios los guio y los cuidó aún del rey Herodes para que fueran a adorar a Jesús el hijo de Dios. Fue una señal que un día personas de todos los confines de la tierra reconocerían a Jesús como el hijo de Dios, que vino a salvar al mundo de sus pecados. Cómo ignorar esta bella historia del nacimiento de nuestro Señor Jesús, llena de milagros, de presencia angelical y de señales que llevaban a un solo lugar, a una humilde aldea en Belén donde había un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Así nació Jesús, y esta es la magna celebración de la época navideña. El mundo podrá decir felices fiestas para los cristianos sigue siendo Feliz Navidad, porque Cristo Jesús nació, y lo mejor de todo es que Jesús sigue naciendo en los corazones de miles y miles de personas que cada día le reciben como el salvador de sus vidas. Y aunque murió en la Cruz, resucitó entre los muertos y vivirá eternamente y se encuentra a la derecha de Dios Padre. Amén.
Nota especial:
El próximo domingo, como todos los años, publicaremos las recetas para la Cena de Año Nuevo…