El próximo treinta de diciembre, la parranda de los muertos saldrá a recorrer las calles de San José de Barlovento, como lo hizo en su inicio hace 26 años cuando en una esquina de la placita Francisco Castillo, los jóvenes Miguel Urbina, Joseito Cabezón, quien suscribe este articulo y el finado Pedro Machado, iniciamos tímidamente un recorrido por las casas del sector de Las Colonias de San José de Barlovento, donde algún familiar había desaparecido físicamente bien sea por alguna enfermedad o un accidente que les segó la vida. Ese fue el punto de partida. Posteriormente, con el tiempo se fueron agregando músicos, disfraces. En fin, la creatividad barloventeña se fue haciendo presente años tras años, hasta hoy constituirse en una referencia barloventeña para recordar a nuestros muertos. Para aclarar, una cosa es cadáver y otra es muerto, pues como decíamos al iniciar esta festividad espiritual y musical, los muertos no están muertos. Físicamente, el cadáver es la caja donde habita el espíritu. Es el espacio que con sus complejidades corporales le permite motricidad al cuerpo. El cuerpo, a través de su cerebro, asume los caprichos de la vida, creyéndose que será eterno. Asume posiciones de poder y en la mayoría de los casos ejerce prácticas perniciosas del poder, agrede, se cree por encima del espíritu, pierde la condición básica del espíritu viviente, como es la humildad. Ese cuerpo circunstancial se llena de bienes materiales, se objetualiza y a la hora de desprenderse del espíritu, ni casa, ni carro, ni mucho menos dinero que tenga guardado, ni el látigo que utilizó para humillar a los demás, en fin nada de eso, cabe e la urna, ni que le hagan un monumento en el cementerio, de nada le sirve. No hay espacio para la vanidad. Esa gente se convierten en cadáveres. Ahora el muerto no. El muerto es el espíritu del que hizo el bien. La parranda de los muertos, según los comentarios, algunas veces ha sido visitada por hombres y mujeres de poder, sonríen, gozan de la llamada ruedas de pesca’o los orilleros del poder. Pero en La Parranda de los Muertos, pese a que siempre ronda un espíritu burlón, somos todos iguales y existe una línea divisoria imperceptible entre muertos y cadáveres. En esta parranda del próximo 30 de diciembre veremos quiénes son los cadáveres y quienes serán los muertos o espíritus, quienes siempre permanecerán en la memoria de nuestras historias. Recordamos algo interesante: esta parranda se inició en los tiempo del alcalde Alfredo Rengifo, luego siguió con los alcaldes Modesto Ruiz, Ramón Hidalgo y ahora con Wilson Dager…quizás por temor a convertirse en cadáver, ninguno de ellos prohibido. Al contario, la han apoyado.
Todos vuelven
La parranda barloventeña constituye una de las expresiones de mayor brillo melódico y de inspiración literaria. Dos maestros, sin despreciar a los demás, han marcado nuestro firmamento. El maestro Benito Urbina de Rio Chico y el legendario Aureliano Huice de Pueblo Nuevo (San José). Sus textos y melodías han marcado generaciones. Siempre escribieron en torno al acontecer local, regional y nacional, desde la crisis del cacao hasta la llegada del autopista, el alto costo de la vida, el racismo y la pobreza. Hoy uno de sus seguidores es el líder de la agrupación Todos Vuelven. Se trata de Raúl Urbina, quien además es multi-instrumentista y compositor. A raíz de un encuentro que realizamos a comienzos de la década de los noventa del siglo pasado denominado Todos Vuelven surgiría esta agrupación, que hoy es una referencia nacional. Luego Raúl incorpora esta agrupación a la Parranda de los Muertos, dándole el toque musical y consolidando esta manifestación festivo-espiritual. Todos vuelven acaba de editar su quinto volumen, donde destaca Pablito Echenique con su clarinete, Oscar “Bocazas” Bolivar en la ortodoxia del toque tradicional del furruco, los coros de angelitos de Crecente Hernéndez, Jesús “Merengue” Piñango, el plato de perpetre de rapidito, el set de tamboras de José Gregorio “Pollito”, el redoblante de Alain, y el colectivo de saxofones, trombones y trompetas de la escuela de música popular. Todo finaliza casi a media noche del dia 30 en la puerta del cementerio para dar el mensaje a nuestros muertos.