Ante los últimos hechos, uno se pregunta cómo no se ha producido una profunda reacción para determinar las causas de este fracaso electoral
Jesús Requena G.
aporrea.org
Las estrategias y las acciones de los personeros de la oposición son tan ridículamente simples, poco imaginativas y predecibles, que uno puede anticipar sin ninguna duda, qué, cómo, cuando y quién va a decir o hacer algo respecto a las campañas políticas. Y además, es notable que la mayoría de las veces ni hacen ni dicen nada; luego, se diría que deben ser fáciles víctimas de sus rivales y uno supone que estarán cosechando revés tras revés en manos de sus rivales, el PSUV, pero no, no ocurre así últimamente, la realidad es que el 6-D la oposición obtuvo un triunfo de magnitudes asombrosas, como no la ha obtenido el chavismo en 17 años (el año 2005 la oposición se abstuvo). Ante estos irrebatibles hechos, uno se pregunta cómo no se ha producido una profunda reacción para determinar las causas de este fracaso electoral y para hacer los correctivos pertinentes y como es posible que lo que se ve son personas o grupos ocupados en no aparecer como responsables (buscando culpables por todos lados), salvar sus cuotas de poder, cuidar sus parcelas de influencia y defender los privilegios y prebendas suyos y de sus familiares y amigos.
Con las elecciones para gobernadores y la fecha de inicio para un revocatorio al presidente (16-4-2016) a la vuelta de la esquina, las perspectivas son bastante pesimistas, no aparecen señales de cambios en las políticas o los personeros ni en el ejercicio del gobierno y mucho menos en la conducción del PSUV, que es lo menos parecido a un partido de gobierno, pues al estar dirigido por funcionarios del gobierno no cumple su responsabilidad como ojos y oídos del gobierno ante la sociedad civil.
Mientras tanto, los opositores siguen adelante con su vacía pero efectiva campaña de no decir nada útil al país, sólo satanizar y sembrar desprecio hacia el gobierno, presentándolo como una dictadura inmoral, corrupta y violadora de los derechos humanos y dejar que se desgaste solo, y no se ve que haya respuestas, ni comunicativas ni de ningún tipo, que contrarresten esta sucia y falaz campaña. Por esta razón al día de hoy se puede predecir que los opositores tendrán éxito en sus propósitos y es altamente probable que los planes de convertir en mártires y heroes de la lucha por «la libertad» a algunos de sus connotados dirigentes, tenga éxito total, tal como lo lograron los cófrades puntofijistas cuando a partir de 1958 se adueñaron del país por cuarenta (40) años, cobrando sus «sacrificios» en la lucha contra la dictadura. Así que, previsiblemente, nuestros próximos presidentes serán (no necesariamente en este orden): L. Lopez (héroe de las guarimbas, pagó carcel), H. Capriles (héroe de las derrotas electorales, pagó carcel), A. Ledezma (pagó carcel), J. Borges (recibió golpes), M. Rosales (pagó exilio)…etc.
Con este escrito solo pretendo llamar la atención ante la inminencia de los hechos futuros, por tal no aplica hacer recomendaciones.