Ya está finalizando el año y es el mejor momento para sincerarnos con nosotros mismos y con Dios, reconociendo nuestros errores y debilidades y buscar la guía del Espíritu Santo, para que nos de la sabiduría que necesitamos para cumplir la voluntad del Padre Celestial y glorificar a Nuestro Señor Jesucristo.
Para poder lograr este propósito lo primero que debemos hacer es reconocer que somos pecadores, arrepentirnos y entregarle nuestra vida a Jesucristo.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”, dice el libro de Romanos en el capítulo 8, versículo 14, “Y si hijos, también herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados”, Romanos 8-17.
Cuando reconocemos que somos pecadores y que necesitamos de un Salvador, es el momento de abrirle nuestro corazón a Dios y pedirle que a través de su Hijo Jesucristo, nos de una nueva oportunidad para poder ir al cielo.
En el evangelio de Mateo, capítulo 18, versículo 11, Jesucristo dice: “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido” y en Juan 3:17 leemos: “Porque no envió Dios a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él”.
Si quieres comenzar un nuevo año con una vida totalmente diferente a la que has tenido hasta ahora, entrégate a Jesucristo y podrás disfrutar de los que dice la Biblia: “De modo que si alguno está en Cristo Jesús, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas”, versículo 17, capítulo 5 del libro 2 de Corintios.
El cristianismo no es una religión, es declarar que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
beaperiodista@hotmail.com
wwwlapalabradedios.blogspot.com