Que reclamen, que deploren públicamente las actuaciones de la derecha y realicen diversas manifestaciones de desagravio es válido e incluso necesario, pero que el debate se centre absolutamente en eso es un grave error
Neftalí Reyes
aporrea.org
No debemos sorprendernos por las actitudes que tiene la derecha luego del triunfo que obtuvieron en las elecciones legislativas del pasado 6 de diciembre.
Que Ramos Allup haya mandado y supervisado personalmente la orden de sacar los retratos del comandante y del Libertador, es algo para indignarnos, pero no debemos sorprendernos de ello en absoluto. Es clara cuál sería su actitud de lograr el control de otros poderes del Estado.
Que los dirigentes del chavismo reclamen tal actitud, la deploren públicamente y realicen diversas manifestaciones de desagravio es válido e incluso necesario, pero que el debate se centre absolutamente en eso es un grave error.
Eso solo ratificaría que la inercia del gobierno sigue incólume, que a pesar de contar aún con el control de diversas instancias del Estado, la derecha ha logrado arrinconarlo y este triunfo electoral le permite ir más allá de lo que hasta ahora ha logrado.
Recientemente, el nuevo ministro de economía productiva, Luis Salas, anunció, en un artículo publicado en aporrea.org (http://www.aporrea.org/actualidad/a220685.html), algunas ideas de lo que tal vez pueda ser su gestión frente a la cartera que ha sido colocada bajo su responsabilidad. Ojalá pueda cumplir o coordinar junto a otros entes buena parte de lo que allí esbozó. Yo adicional y humildemente le sugeriría que tratara de acordar los nombramientos de los responsables que probablemente sean designados en diversos entes adscritos al extinto ministerio de Economía, Finanzas y Banca Pública, especialmente los vinculados a los bancos del Estado (Bicentenario, Tesoro, Venezuela y decidir la posible fusión del Industrial con el Tesoro, tal y como estaba planteada desde hace algunos meses), el manejo de las divisas (Cencoex y BCV), así como de las oficinas que dependen directamente de su despacho y estimo seguirán bajo su control, como las de Presupuesto (Onapre), Contabilidad (Oncop) y los fondos paraestatales (como Fonden). Ojalá se evite que sean designados funcionarios vinculados con la administración anterior, tal y como se presume trataría de cuadrar el exministro de finanzas y nuevo responsable de la política alimentaria del país (podría sospecharse de una rotación entre los actuales presidentes de bancos y otros entes a fin de que todo quede “en familia”).
También es necesario tomar medidas vinculadas al precio de la gasolina, el papel e influencia de la banca privada en la captura de los dólares de la renta petrolera, ordenar y priorizar la asignación de divisas, así como también la recaudación de impuestos.
Me atrevo también a proponer que el nuevo ministro de industrias convoque a los empresarios que realmente producen por Venezuela; el tipo es empresario y debe conocerlos y a pesar de que -a según- Fedecamaras peló el dientero por su nombramiento, creo que sería un intento valioso si realmente se lleva con seriedad y honestidad.
Esto debe ir acompañado de una agresiva y asertiva política comunicacional que le haga entender al pueblo los sacrificios que debemos afrontar, que le brinde confianza, que le describa los escenarios claramente, por muy duros que estos sean. No somos unos pendejos, podemos comprender perfectamente la situación y aceptarla, siempre y cuando la dirigencia también nos dé el ejemplo al respecto. Ese debe ser el primer argumento en esta etapa.
Por lo tanto, creo que si bien no debe descuidarse el combate por el simbolismo de nuestro proyecto político, ni tampoco dejar de desenmascarar a estos falsos demócratas (al final el Chúo tuvo que salir a disculparse por la bravuconada que cometió el otro gritón), es urgente que el gobierno comience a actuar lo más rápido posible, especialmente en el tema económico.