El régimen tiene una camisa de fuerza ideológica, doctrinaria y filosófica, que fracasó disfrutando de los más gigantescos ingresos petroleros que la historia patria conozca
Algo debe quedar claro. Venezuela tiene inmensas posibilidades para superar la crisis y retomar el rumbo del progreso, pero eso no se logrará con un régimen intolerante, obstruccionista, divisionista y con un cambio de ministros gatopardiano o sea cambiar para que todo quede igual. En este caso para peor. El problema es de forma y fondo. Hay que sustituir el ejecutivo y el modelo económico. Mientras esto no suceda, estamos entrampados y continuamos por el despeñadero. La realidad es inequívoca.
El régimen tiene una camisa de fuerza ideológica, doctrinaria y filosófica, que fracasó disfrutando de los más gigantescos ingresos petroleros que la historia patria conozca. El socialismo que pretenden continuar aplicando es despilfarro, corrupción e ineficiencia sobre un volcán hiperinflacionario. El populismo ramplón, no se podrá sostener con los bajos precios del petróleo y viene en picada. A Maduro nadie lo quiere tumbar, se está cayendo solito. Perdió lo más sagrado que debe poseer un gobernante: credibilidad. Esa es la tragedia.
El problema de Venezuela es de productividad, seguridad y eficiencia en todos los ámbito de la vida pública. Hay que concertar esfuerzos entre los trabajadores, movimientos sociales, intelectuales, empresarios y que debe ser liderado por un gobierno con credibilidad y legitimidad, que pueda impulsar un cambio de modelo económico con profundo contenido social y atendiendo prioritariamente a los sectores más vulnerables. No hacerlo ya es criminal. No dejen que la frustración llegue a su clímax. La masa no está para bollo.
El régimen patina sobre sus propios errores. La gente no creyó y no cree la cháchara de la guerra económica. Las inmensas y humillantes colas para adquirir alimentos básicos, es responsabilidad exclusiva de las erradas políticas económicas, las irresponsables expropiaciones, el abandono del campo y la destrucción del aparato productivo ¿Cómo justifican que no hay ni papel higiénico?
Seguir con lo mismo y con los mismos es hundir más al país en el desastre. Hay que iniciar el cambio ya o esto se lo lleva el diablo. No hay otra opción.
Sólo el pueblo salva al pueblo. El pueblo votó por un cambio y el régimen de la dupla Maduro-Cabello, maniobra para intentar burlar la voluntad popular. Juegan con candela y estimulan una crisis política de pronósticos reservados. Un verdadero patriota piensa primero en el pueblo y luego en sus intereses personales, grupales, partidistas e ideológicos.
Hay que abrir las puertas al progreso y evitar más dolores y sufrimientos al soberano. El pueblo ya señaló el camino. No se equivoquen.
José «Cheo» Salazar
josecheosalazar@hotmail.com