Una de las más grandes heroínas de América, quien tenía en su época una visión avanzada en materia independentista, es Manuela Sáenz. Rompió el molde de las mujeres de su época, quienes, salvo contadas excepciones, mostraban interés solamente en contraer nupcias. Por eso se convirtió en una figura molesta para los conservadores, cuya venganza definitiva fue su entierro en una fosa común.
Desde muy joven, se integró a la División de Húsares y luego a la de los Vencedores. Esta dama fue nada más que Caballeresa de la Orden del Sol, Teniente de Húsares, Coronela del Ejército Libertador y Libertadora del Libertador. Fue reconocida por su inteligencia, valentía y talento para contrarrestar los ataques de quienes adversaron a Bolívar y sabotearon su ideal de la Patria Grande.
A pesar del papel relevante que representó en la historia americana, aun en tiempos recientes, algunos quisieron disminuirla, llamándola amante o barragana. Por ello desde aquí quiero rendir un homenaje a esta luchadora incansable y compañera de nuestro Simón Bolívar.
1.¿Quién es Manuela Sáenz?
El 27 de diciembre en 1797 nació en Quito, Ecuador, Manuela Sáenz, quien batalló por la libertad de América, considerada una de las primeras feministas de América Latina debido a su comportamiento fuera de los cánones de la época.
Falleció en Perú en 1856. La enterraron en una fosa común del cementerio local y todas sus posesiones fueron quemadas. Sin embargo, en 2010 sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional donde yacen junto a los del Libertador.
Hija del hidalgo Simón Sáenz, quien estaba casado con otra mujer, y de la criolla Doña Joaquina de Aispuru, de familia acomodada pero no de las altas esferas, Manuela destacó por su valentía. Combatió en la batalla de Pichincha que selló la libertad de Ecuador recibiendo el grado de Teniente de Húsares del Ejército Libertador.
También lo hizo en 09 de diciembre de 1824, bajo el mando del General en Jefe de Colombia, mariscal Antonio José de Sucre, en la batalla de Ayacucho que coronó la soberanía de Perú y de América del Sur. Gracias a esa actuación, por sugerencia de Bolívar, recibió el ascenso a coronela.
Huérfana de Madre, a Manuelita la llevaron a un convento de monjas conceptas donde pasó los primeros años de su vida bajo la tutela de Sor Buenaventura. Luego, la enviaron al monasterio de Santa Catalina de Siena, de la Orden de Santo domingo, en Quito, para ser educada como las jovencitas de su edad de las grandes familias de la ciudad. Ahí aprendió tres idiomas.
A los diecisiete años huyó del convento seducida por D’ Elhuyary, oficial del Ejército Real Fausto. Dos años más tarde, en 1818, cuando tenía 19 años, contrajo por conveniencia matrimonio con el inglés James Thorne, veintiséis años mayor que ella, médico adinerado, entre 1819 y 1820 mudándose a Lima, Perú, donde se hizo amiga de Rosa Campuzano, con quien se involucró de lleno en actividades políticas. Apoyó la causa de Bolívar, en Nueva Granada; y de San Martín, en Perú.
Debido a su contribución a la liberación del Perú, el general José de San Martín luego de haber proclamado la independencia de ese país, le confirió el título de Caballeresa de la Orden del Sol.
2.Encuentro con Bolívar
En medio de fuegos artificiales y repiques de campanas, el 16 de junio de 1822, mientras hacía su entrada triunfal a Quito, Ecuador, el Libertador conoció a Manuela Sáenz, de ojos y cabellos negros, de veinticuatro años, quien sería el más grande amor de su vida y fiel defensora. Ella le lanzó a Bolívar una corona de laurel que le cayó en el pecho. Mirándola él le sonrió.
Después hubo un encuentro posterior, en el baile de bienvenida del Libertador. A partir de ahí, los dos se convirtieron en compañeros inseparables. Juntos participaron en acciones de combate para reducir un motín en la Plaza de Quito. Lograda la independencia, se radicaron en Santa Fe de Bogotá. Luego, en alianza con Simón Rodríguez, Manuela participó en la constitución del estado neogranadino contrarrestando los ataques de la clase conservadora en el Congreso.
Cuentan sus biógrafos que Thorne le pidió a Manuela que volviera a su lado, pero enfáticamente expresó que seguiría con Bolívar. Agregaba que no podía amar a un hombre que reía sin reír, que respiraba pero no vivía y que le generaba las más agrias repulsiones. Con este comportamiento, se distanció de las mujeres de su época quienes eran reprimidas y siempre sumisas.
3.La Libertadora de América
En una carta dirigida al General José María Cordova, Bolívar le exigió respeto por Manuela y destacó sus logros por lo que la llamó la Libertadora porque salvó su vida de dos intentos de asesinato, como el de la Fiesta de las Máscaras, en el teatro El Coliseo, el 10 de agosto de 1828, el primer atentado; y en el Palacio de San Carlos, el 25 de septiembre de ese mismo año, cuando Manuela para salvarlo lo convenció de que escapara por la ventana, el segundo.
Después de la muerte de El Libertador, Manuela se recuperó y siguió en las causas revolucionarias por lo que cuando el general Francisco de Paula Santander fue electo presidente la expulsó de la Nueva Granada. Huyó a Jamaica donde fue acogida por Maxwell Hyslop. Al año siguiente regresó a Ecuador donde también fue expulsada.
El 23 de noviembre de 1856 en Perú esta heroína murió de difteria en una situación económica difícil y sin haber podido regresar a su patria.
Prócer de Nuestra América:
-Manuela es un personaje femenino de gran valor en la historia, quien mostró una profunda lealtad al Libertador, su fiel compañera de lucha, digna mujer suramericana que dio devotamente todo por la causa de la Independencia de América.
-Su desprendimiento y capacidad de entrega, la convierten en una heroína sin comparación. Se reconoce su insigne participación en la gesta revolucionaria cuando sus restos, en 2010, son llevados al Panteón Nacional donde reposan junto a los de Simón Bolívar.
LA VOZ DE LA MUJER /Isabel Rivero de Armas