El lunes pasado contamos más de 50 compatriotas durmiendo en los alrededores de la Plaza Candelaria y no quisimos seguir haciendo el chequeo de los otros cientos o quizás miles que viven, duermen y hacen sus necesidades en la vía pública o en sus cercanías
En un país, como el nuestro, donde se habla de profundizar el comunismo y en el cuál sus autoridades competentes, las ligadas al actual régimen, no hacen nada por atacar los grandes problemas que nos azotan, debe terminar siendo una Torre de Babel.
La Torre de Babel es una edificación clave en la mitología judeo-cristiana, mencionada en el Antiguo Testamento. Las principales interpretaciones del capítulo 11 del Génesis afirman que, con la construcción de la torre, los hombres pretendían alcanzar el Cielo. De acuerdo con la Biblia, el libro más importante de la mitología judeo-cristiana, Dios, para evitar el éxito de la edificación, hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes idiomas y se dispersaran por toda la Tierra. En la antigüedad, según las Santas Escrituras, toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres, en su emigración hacia Oriente, hallaron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: “Hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego”. Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: “Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no estemos más dispersos sobre la faz de la tierra. Más Yahveh descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando y dijo: “He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros”.
Así, Yahveh los dispersó de allí sobre toda la faz de la Tierra y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamó Babel porque allí confundió Yahveh la lengua de todos los habitantes de la Tierra y los dispersó por toda la superficie.
¿No es eso lo que sucede con todos esos indigentes y menesterosos que deben vivir alejados de la realidad del mundo que les toca vivir y el no poder disfrutar de las riquezas y el bienestar que les brinda el petróleo a Venezuela y por ende a los venezolanos? El lunes pasado contamos más de 50 compatriotas durmiendo en los alrededores de la Plaza Candelaria y no quisimos seguir haciendo el chequeo de los otros cientos o quizás miles que viven, duermen y hacen sus necesidades en la vía pública o en sus cercanías, a pesar de que a no menos de entre 100 y 300 metros hay dependencia oficiales tales como: El Ministerio de Relaciones Interiores, Ministerio de Prisiones, Ministerio de Tierras, Fiscalía de La República, la antigua Policía Judicial, la antigua Jefatura Civil de La Candelaria y pare usted de contar. Y si uno camina tan sólo un poco más, están, nada más y nada menos que la Vicepresidencia de Venezuela y el Palacio de Miraflores… pero al gobierno regional o sea la Alcaldía del Municipio Libertador, así como al Nacional que preside Hugo Chávez, solo les importa acelerar el proceso comunista, sin tomar en cuenta que esos pobres hombres que viven y duermen en la calle son venezolanos, de verdad hay que ser bien cínicos y protervos para no ver ni conocer la realidad de nuestro pueblo.
Salomón Benshimol R.
e-mail: sbenshiimol@yahoo.com