La reunión privada entre Francisco y el patriarca ruso durará unas dos horas y después habrá una ceremonia de entrega de regalos; posteriormente se firmará una declaración conjunta
El papa Francisco se reunirá con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, en una etapa imprevista hasta ahora en Cuba el 12 de febrero antes de llegar de viaje a México y que hoy anunció el Vaticano.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, leyó este viernes un comunicado conjunto con el patriarcado de Moscú en el que se indica que Francisco y Kiril «se encontrarán el próximo 12 de febrero. El encuentro se realizará en Cuba, donde el papa hará escala antes de su viaje a México, y donde el patriarca estará en visita oficial».
Esta primera e histórica reunión «comprenderá un coloquio personal en el aeropuerto internacional José Martí de la Habana y concluirá con la firma de una declaración común», anunció.
Tanto el patriarcado como la Santa Sede han intensificado durante los dos últimos años sus contactos para preparar esta reunión, según desveló Lombardi.
Y ha sido posible al darse las circunstancia de que el patriarca ruso se encuentra en La Habana desde el 11 de febrero para una primera visita por América Latina y que el papa podía hacer escala en la isla antes de llegar a México.
Según explicó Lombardi, el papa llegará al aeropuerto José Martí a las 14.00 locales (19.00 GMT) y allí le estará esperando el presidente Raúl Castro, que será quien le acompañará al pabellón presidencial donde le esperará Kiril.
Allí se celebrarán dos reuniones: una entre los dos representantes religiosos y la otra paralela entre las delegaciones.
La reunión privada entre Francisco y el patriarca ruso durará unas dos horas y después habrá una ceremonia de entrega de regalos; posteriormente se firmará una declaración conjunta y ambos leerán un breve discurso.
Acerca de la posibilidad de que se celebrar este encuentro había rumores desde hacía tiempo, sobre todo después de que Francisco dijera que estaba dispuesto a encontrarse con el patriarca en cualquier lugar del mundo.
Precisamente uno de los sueños que no pudo realizar el papa Juan Pablo II fue un viaje a Moscú, pero durante el pontificado del papa polaco todavía esa posibilidad quedaba muy lejana.
Con la llegada de Benedicto XVI se empezaron a estrechar las relaciones, congeladas durante siglos, pero fue con la llegada de Kiril tras la muerte de Alejo II y con Francisco cuando comenzó un verdadero diálogo.
En el pasado siempre se aseguró que una posible visita a Rusia de un papa dependería del visto bueno del patriarcado, que tiene jurisdicción sobre dos terceras partes de los doscientos millones de ortodoxos en el mundo.
Vía EFE