A una semana del referendo para decidir si puede postularse a un nuevo mandato, el presidente de Bolivia, Evo Morales, baraja por primera vez una posible derrota en las urnas desde que llegó al poder en 2006, afectado por denuncias de tráfico de influencias.
Según los sondeos, el apoyo y el rechazo a una nueva reelección hasta 2025, que se decidirá el 21 de febrero, empatan en 40%, la primera vez que la opción de Morales no lidera las encuestas.
En 2006 había asumido con el 54% de los votos, en 2010 con un abrumador 64% y en 2015 obtuvo con un 61% un tercer mandato que concluirá en 2020.
Aunque el gobernante está «segurísimo de que vamos a ganar», admitió en una radio local que «si gana el No, es un derecho y, por supuesto, el MAS (Movimiento al Socialismo, su partido) tendrá su candidato».
En otra declaración sostuvo: «si el pueblo dice que No ¿qué podemos hacer?, no vamos a hacer un golpe de Estado, tenemos que irnos callados».
AFP