En el Kremlin, el portavoz de Vladimir Putin, Dmitry Peskov, dijo a periodistas que las informaciones sobre el centro de salud son un nuevo caso de denuncias contra Moscú “que sus autores no pueden mantener en el tiempo”
Moscú rechazó el martes las acusaciones que apuntan a que aviones de guerra rusos alcanzaron un hospital en el norte de siria, en una operación en la víspera que se saldó con nueve muertos, mientras el gobierno de Damasco y una coalición principalmente curda se enfrentan a grupos reales en el norte del país.
En el Kremlin, el portavoz de Vladimir Putin, Dmitry Peskov, dijo a periodistas que las informaciones sobre el hospital son un nuevo caso de denuncias a Rusia que sus autores no pueden mantener en el tiempo. El Observatorio Sirio sobre los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que la aviación rusa atacó el centro de la provincia de Idlib el lunes, destruyéndolo y matando a nueve personas. Francia dijo que estos ataques «pueden constituir un acto de guerra».
Peskov, en una conferencia telefónica con periodistas, refirió a las partes responsables de las acusaciones a la «fuente primaria» y dijo que deberían fiarse de los anuncios oficiales del gobierno sirio.
«Para nosotros, en esta situación, la fuente primaria es un anuncio oficial del gobierno sirio», dijo. A preguntas de periodistas explicó que Damasco realizó una serie de anuncios sobre quien podría estar detrás del bombardeo y destacó que el embajador de Siria en Rusia apuntó que el hospital había sido atacado por estadounidenses.
Los ataques se produjeron un día después de que Rusia y otras potencias mundiales acordaron detener los combates en Siria para permitir el acceso de ayuda humanitaria y la reactivación de las conversaciones de paz. La propuesta de tregua acordada el pasado viernes en Múnich debería entrar en vigor en el plazo de una semana, aunque hay pocas señales de que vaya a ocurrir.
Por otra parte, fuerzas del gobierno sirio y una coalición de combatientes de mayoría curda avanzaron en el norte de Siria y tomaron más territorio de manos de una amalgama de grupos insurgente el martes, al tiempo que fuerzas gubernamentales expulsaron a extremistas de una importante estación eléctrica en la zona.
El norte del país registró los enfrentamientos más intensos en las últimas semanas en el país.
Las fuerzas del gobierno tomaron los pueblos de Ahras y Misqan, en la provincia norteña de Alepo, indicaron la agencia estatal de noticias SANA y el Observatorio. Por otro lado, los miembros de las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), una coalición de grupos árabes y curdos, tomaron la importante localidad de Tel Rifaat, uno de los bastiones más grandes de los milicianos en la provincia de Alepo. Después de Tel Rifaat, los combatientes tomaron también el cercano pueblo de Kfar Nash, justo al sur de la ciudad.
Los combatientes de las FDS son una entidad independiente en la guerra civil siria, que dura ya cinco años, y principalmente se enfrentan al grupo extremista Estado Islámico. Parte de la coalición se opone al presidente Bashar Assad, pero también combatieron a otros rebeldes y a la oposición respaldada por Occidente.
AP