Algunas personas se sienten ofendidas cuando le dicen que son pecadores y más aún, aquellas que aseguran ser buenas, que nunca le han hecho mal a nadie, ni han violado los diez mandamientos.
Pero las Santas Escrituras son claras y precisas en decir que todos los seres humanos, sin ninguna excepción, los que han muerto, los que vivimos y las futuras generaciones, llevamos el pecado en nuestro ser a raíz de la transgresión de Adán.
“Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno ¡ni uno sólo!”. Salmo 53: 3.
“¿Quién puede afirmar: tengo puro el corazón, estoy limpio de pecado?”. Proverbios 20:9.
“Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. Romanos 3:23.
“Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad”. 1 Juan 1:8.
Todos los seres humanos nacemos con el gen del pecado de Adán y no hay ningún rito, ningún sacrificio, ni ningún hombre o mujer que lo pueda quitar de nuestra vida, solo la sangre de Jesucristo nos puede limpiar, perdonar y garantizarnos la salvación y la vida eterna.
Sólo hay un hombre en la historia de la humanidad que nació sin pecado y nunca pecó. El Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo.
Por eso murió en la cruz y derramó su sangre, para pagar por nuestros pecados, restaurar la relación del
Padre con la humanidad que se había roto con el pecado de Adán y luego resucitó y está a la diestra del Padre abogando por quienes lo hemos recibido como nuestro Salvador personal.
La Biblia dice: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa”. Hechos 16:31.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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