Barbado, más flaco y en silencio, Daniel «El Loco» Barrera, descrito en Bogotá como uno de los últimos grandes barones colombianos de la droga, descendió el miércoles despacio de una avión policial en el que llegó deportado desde Venezuela, donde fue capturado en septiembre. Barrera, de 50 años, fue capturado en la localidad venezolana de San Cristóbal y ahora se iniciarán los trámites para su extradición a Estados Unidos.
Aunque por «El Loco» Colombia ofrecía una recompensa de 2,5 millones de dólares y otros 5 millones de dólares eran ofrecidos por Estados Unidos por datos que llevaran a la captura del narcotraficante, el director policial de Colombia no indicó en la jornada si ya esos montos habían sido pagados
BOGOTA, Colombia. Barbado, más flaco y en silencio, Daniel «El Loco» Barrera, descrito en Bogotá como uno de los últimos grandes barones colombianos de la droga, descendió el miércoles despacio de una avión policial en el que llegó deportado desde Venezuela, donde fue capturado en septiembre.
Barrera, de 50 años, fue capturado en la localidad venezolana de San Cristóbal y ahora se iniciarán los trámites para su extradición a Estados Unidos, lo que puede demorar varios meses, de acuerdo con el general José Roberto León Riaño, director de la policía nacional colombiana, quien estaba en el aeropuerto antinarcóticos esperando la deportación del narco, quien llegó junto a otros cinco presuntos narcotraficantes también capturados en el vecino país.
Esposado, con chaleco antibalas y escoltado por dos policías Barrera sólo miró brevemente a las cámaras de los periodistas, sin hablar. Su vestimenta de jeans, camiseta azul y zapatos sin cordones apenas si podía recordar su fortuna amasada del narco.
«Quiero indicarle a ‘Otoniel’ que se someta a la justicia colombiana…(o) iremos por ellos donde estén», dijo León Riaño a los reporteros en el aeropuerto refiriéndose a Dairo Antonio Usuga, alias Otoniel, de 45 años, descrito como el nuevo cabecilla y objetivo de las autoridades en el combate contra el narcotráfico.
En septiembre del año pasado, la Fiscalía de Miami acusó a Barrera de asociación ilícita para importar cocaína a Estados Unidos. Según las autoridades, Barrera operaba desde hace más de 20 años en el mundo del tráfico de drogas y se concentró en la región oriental colombiana, en la frontera con Venezuela, donde se ocultó al menos desde el año 2008, según las autoridades colombianas.
El jefe policial dijo que Barrera será trasladado ahora a la sede de la policía judicial en Bogotá para hacer su reseña y permanecerá en sus calabozos hasta que la dirección de prisiones decida dónde recluirlo hasta que se falle judicialmente su extradición a Estados Unidos.
Recordó que en su intento de evadir a las autoridades, Barrera incluso quemó sus huellas dactilares de los dedos de las manos.
Aunque por Barrera Colombia ofrecía una recompensa de 2,5 millones de dólares y otros 5 millones de dólares eran ofrecidos por Estados Unidos por datos que llevaran a la captura del narcotraficante, el director policial no indicó en la jornada si ya esos montos habían sido pagados. Al momento de la detención de Barrera, las autoridades colombianas aseguraron que informantes, cuya identidad se mantendría en reserva, cobrarían esas sumas.
Detenido frente a la iglesia «El Angel» mientras realizaba una llamada desde una cabina telefónica en San Cristóbal, Barrera tiene pendientes cargos por lavado de activos y narcotráfico en Estados Unidos, dijo el oficial.
En el avión policial, un Beechcraft C99, también llegó deportado desde Venezuela Jorge Milton Cifuentes Villa, alias JJ, catalogado como un peligroso narcotraficante y quien venía delinquiendo junto a su familia al menos desde los años 80. Alias JJ, de 47 años según las autoridades venezolanas, fue capturado el pasado 8 de noviembre en el estado de Anzoategui, hacia el este del vecino país.
Jorge Milton, de acuerdo a las autoridades colombianas, es hermano de Francisco Cifuentes Villa, un conocido integrante del narcoparamilitarismo que fue asesinado en abril de 2007 en una finca de su propiedad en el departamento colombiano de Antioquia, al norte de Bogotá.
Francisco Cifuentes Villa se inició en el tráfico de drogas con el capo del cartel de Medellín, Pablo Escobar, de quien fue su piloto, según la policía colombiana. Escobar fue muerto por la policía en diciembre de 1993.
Las autoridades venezolanas también deportaron a otro presunto narcotraficante el dominicano-estadounidense Eduardo Acosta Mejía.
Acosta, de 30 años, nacido en República Dominicana, es requerido por tráfico ilícito de drogas. Fue detenido en agosto pasado en el estado Táchira y estaba solicitado con difusión roja internacional de Interpol.
El ministro del Interior venezolano Néstor Reverol señaló que Acosta Mejía tenía varias entradas y salidas a países árabes, como Irak, Afganistán y Jordania. Además, era considerado prófugo de la justicia colombiana y contaba con antecedentes de servir de escolta de organizaciones criminales en ese país, según el funcionario venezolano.
Pero para León Riaño, Barrera parece ya es cosa del pasado y ahora su objetivo dijo que es alias Otoniel, descrito como el máximo jefe de la banda de narco paramilitares «Los Urabeños, que operan principalmente en Urabá, una zona del noroeste colombiano.
Ya la policía colombiana, con la colaboración de las autoridades de Argentina, consiguió el 30 de octubre la captura de Henry de Jesús López Londoño, de 41 años y alias «Mi Sangre», jefe de Los Urabeños, cuando llegaba a un restaurante a las afueras de Buenos Aires.
A «Mi Sangre» lo sucede alias «Otoniel», por quien Estados Unidos ofrece una recompensa de hasta 5 millones de dólares.
El jefe policial colombiano no indicó si alias Otoniel también pudiera estar fuera del país o seguía en territorio colombiano.
En los últimos años, al menos una decena de grandes narcos colombianos han sido capturados en Venezuela, Argentina, Brasil y Ecuador, en lo que la policía colombiana describe como un intento de los delincuentes por huir, evadir la justicia y disfrutar de su dinero mal habido fuera de Colombia y viviendo en el extranjero bajo identidades falsas.
La rápida sustitución
En el negocio ilegal del narcotráfico los jefes capturados o abatidos son suplantados sin mayores trámites de forma expedita por sus lugartenientes, recordó en una entrevista con la AP el general en retiro Leonardo Gallego, ex director de la policía antinarcóticos.
«Esa es una dinámica, naturalmente, que existe en las organizaciones del narcotráfico: el reemplazo o la sustitución de los cabecillas que van cayendo por los lugartenientes que los secundan y los otros integrantes de los otros niveles que los van siguiendo», dijo Gallego.
Pero de la misma forma «los que van ocupando los lugares de los que se han capturado para ir a prisión en Colombia, (o con) fines de extradición o los que van cayendo de otras maneras (como abatidos en operaciones de la fuerza pública), pues también van quedando expuestos a lo mismo.
A «algunos les dura el reinado un poco más que a otros, pero todos van cayendo tarde o temprano», dijo Gallego.
Alias Otoniel, casado y que desde los años 90 está en el mundo de las drogas, tiene pendientes cargos en Colombia por narcotráfico, tráfico de armas y homicidio, de acuerdo con investigadores policiales colombianos.
AP / ARIANA CUBILLOS