Con lo logrado y desde la experiencia acumulada, en estos 17 años de revolución bolivariana, debemos emprender un nuevo comienzo…
De aquellas caminatas mañaneras que compartíamos con el comandante Chávez, como parte de su proceso de recuperación post operatoria en agosto de 2011, añoro las profundas reflexiones sobre su relectura de “Así habló Zaratustra”, de Friedrich Nietzsche. Especialmente recuerdo sus disertaciones acerca de que la vida era un eterno retorno, que alcanzar cada meta no era el final, sino apenas un nuevo comienzo.
Hoy no se trata de empezar desde cero. Con lo logrado y desde la experiencia acumulada, en estos 17 años de revolución bolivariana, debemos emprender nuestro nuevo comienzo:
-En lo ético y estético, que exprese la hermosura, la frescura y la alegría de ser militantes de una izquierda humanista y democrática que enarbola una idea justa, el socialismo.
-En el estilo de dirección política, atreviéndonos a desarrollar una cultura dirigente sinceramente autocrítica, deliberativa y subversiva.
-En la gestión, demostrando que el pueblo sí puede gobernar y producir con eficacia y transparencia.
-En lo moral, saldando, sin temor, cuentas con la corrupción que permea y daña los mejores esfuerzos de nuestra revolución.
-En lo ideológico, reconociéndoles poder a las amplias vanguardias de trabajadores y trabajadoras, campesinos y campesinas, emprendedores y emprendedoras, comuneros y comuneras, mujeres y jóvenes que con resultados han demostrado ser portadores de un futuro, donde podamos vivir todos y todas con dignidad, igualdad, libertad y justicia.
Nuestro mejor homenaje al comandante Chávez es lograr convencer con el hacer que sólo la revolución es garantía de una sociedad auténticamente humana. En eso me apuesto el alma.
“Especialmente recuerdo sus disertaciones acerca de que la vida era un eterno retorno, que alcanzar cada meta no era el final, sino apenas un nuevo comienzo…”
Elías Jaua Milano