La Mesa de la Unidad Democrática llegó a un conjunto de acuerdos fundamentales para la lograr un cambio político urgente, que serán divulgados oficialmente este lunes 7 de marzo
El pasado domingo 28 de febrero publicamos la columna titulada “Enmienda, revocatorio, estrategia y gobierno de unidad nacional (Informe Personal Sobre la Situación, segunda parte)”; el martes primero de marzo la Sala Constitucional del TSJ emitió una sentencia que pretendía limitar inconstitucionalmente las facultades de la Asamblea Nacional para impedir que el Poder Legislativo (que ahora es autónomo, como lo establece nuestra Carta Magna) pueda investigar los hechos de corrupción que han dejado a nuestro país sin alimentos y sin medicinas, sin agua potable y sin luz eléctrica, sin seguridad ciudadana y sin seguridad jurídica.
Tal sentencia ocasionó que la reunión de la Mesa de la Unidad Democrática que se realizó el pasado miércoles 2 de marzo, convocada originalmente para decidir qué mecanismo o mecanismos constitucionales serían activados por la MUD para promover y lograr el cambio político urgente de manera electoral y pacífica, necesariamente modificara su orden del día. Evidentemente, el problema de fondo pasaba a ser otro. No podía la MUD limitarse a “elegir un mecanismo constitucional” cuando el TSJ le está informando al país que la Constitución esta literalmente secuestrada por ese organismo. Más que definir uno o varios mecanismos, había que ir más allá. Era necesario definir una hoja de ruta para la toma del poder, enmarcada en nuestra estrategia general de lucha democrática, pacífica, constitucional y electoral. Una hoja de ruta que contemple tanto los cambios legales e institucionales como la legítima presión social y movilización popular, necesarias para que la activación de esos “mecanismos constitucionales” sea posible y exitosa.
En este nuevo cuadro, la MUD se declaró en sesión permanente durante los días miércoles, jueves y viernes, y este viernes 4 de marzo llegó a un conjunto de acuerdos fundamentales, que serán divulgados oficialmente -tal como lo reveló el segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional, Simón Calzadilla- en evento público a realizarse este lunes 7 de marzo. En virtud de que los acuerdos del viernes pasado y los anuncios de este lunes son congruentes con los razonamientos expuestos en nuestra columna del pasado domingo 28F, refrescamos para ustedes un apretado resumen de los mismos:
1)“… La Unidad Democrática tiene un proyecto de país. Nuestro propósito es sustituir la Venezuela dividida y desgarrada del Chavo-Diosdado-Madurismo por una Venezuela Unida que -precisamente por estarlo- pueda enfrentar esta crisis, vencerla y transformarla en oportunidad. El único “proyecto” de Maduro es sobrevivir aferrado al poder. Nuestro proyecto es construir una Venezuela en la que todos sus habitantes, gracias a su esfuerzo y su talento, tengan una alta calidad de vida. Una Venezuela de la que nadie se quiera ir, una Venezuela a la que todos quieran y puedan regresar”.
2)“Para lograr ese objetivo es necesario tener una estrategia capaz de superar varios escollos o niveles de problemas. Tras años de costosísimo aprendizaje, toda la oposición venezolana definió que -para ser victoriosa- su estrategia debía ser democrática, constitucional, pacífica y electoral. Esa estrategia unitaria se puso en práctica en el año 2015, bajo una dirección colectiva, colocando el énfasis en lo económico y social como razones eficientes para el cambio político. ¡Y ganamos!”
3)“Continuar desarrollando en 2016 esa estrategia victoriosa pasa por enfrentar y asumir el problema del poder. La Constitución ciertamente establece con claridad cuatro mecanismos que hacen posible este cambio urgente, mediante procedimientos electorales y pacíficos: la Enmienda Constitucional, la Reforma Constitucional, la Asamblea Nacional Constituyente y el Referendo Revocatorio. Pero para la Unidad Democrática el problema no se reduce a “escoger” uno u otro de esos mecanismos, o varios. En la Venezuela del madurismo agonizante, las instituciones del Estado (con la excepción honrosa de la Asamblea Nacional) están al servicio de la autocracia moribunda. Por eso, la elección del (o de los) mecanismos constitucionales para el cambio político urgente tiene que estar enmarcada en una estrategia general de lucha que sea capaz de vencer la “guarimba” burocrática del régimen, derrotando la loca pretensión de usar las instituciones del Estado como barricada contra la voluntad de cambio de El Soberano”…
4) “Y este debate no se reduce a definir qué hacer para lograr el cambio político urgente, sino que además tiene la obligación de determinar qué va a ocurrir después de ese cambio. La Unidad Democrática está debatiendo para responder con claridad al país varias preguntas: ¿después de la aplicación exitosa de los mecanismos constitucionales para el cambio político urgente viene aquí un gobierno de transición hasta la realización en 2019 de elecciones presidenciales, o viene un período ordinario de seis años? En una u otra situación, ¿ese gobierno venidero será un gobierno de Unidad Nacional, o será un gobierno del partido del candidato que gane las primarias opositoras? En cualquiera de los casos, ¿cuáles serán las reglas del juego, los acuerdos y decisiones que garanticen la gobernabilidad en ese interesante pero muy duro proceso que será la reconstrucción nacional? Como se puede ver, la cuestión es mucho más compleja que aquello de ‘escojan de una vez, pues, entre enmienda y revocatorio’. Después de Maduro aquí no viene ningún ‘salto al vacío’. Aquí lo que viene es paz, estabilidad, democracia, Constitución, convivencia, respeto y progreso”…
5) “…. Al ser nuestra estrategia pacífica y democrática, y al definirse cualquier mecanismo de cambio democrático a través de una consulta electoral, es vital la organización y movilización popular: primero, para lograr la consulta misma; luego, para ganarla; posteriormente para defender el triunfo; y por último para garantizar la gobernabilidad democrática en el tránsito del desastre actual al país que merecemos. Por eso es vital seguir reinventando nuestros exitosos “casa por casa”, afincados ahora en la solidaridad social; por eso es fundamental relanzar los espacios regionales de la Unidad, incorporando a lo sectores sociales y actores institucionales que deseen luchar junto a los partidos democráticos por el cambio urgente y la reconstrucción nacional; por eso es importantísimo mantener activados los Comandos Familiares y los Comandos de Campaña por Centro de Votación, porque esta lucha es de abajo hacia arriba, desde las colas en los mercados y farmacias, desde la base de la pirámide”…
Reflexiones como estas formaron parte del debate que definió la Hoja de Ruta 2016 que será presentada dentro de pocas horas al país y que, al ser amplia, unitaria, inclusiva, volverá a ser ganadora, victoriosa, triunfante, como la Hoja de Ruta 2015, que nos condujo a la jornada histórica del 6D. ¡Sigamos como vamos: unidos y ganando! ¡Somos la nueva mayoría democrática! ¡Los que queremos cambio somos 85 por ciento del país! ¡Pa’lante!
“Era necesario definir una hoja de ruta para la toma del poder, enmarcada en nuestra estrategia general de lucha democrática, pacífica, constitucional y electoral”…