Autoridades nacionales, regionales y municipales se hicieron la vista gorda con los aumentos efectuados por los transportistas en el último trimestre del año 2015 y que están vigentes en este 2016. ¿Quién puede creer que ahora si van a actuar?
Pareciera que el país se adentra en una vorágine de anarquía muy peligrosa para el bienestar de toda la ciudadanía. Además de todos los problemas que se consiguen en la calle a diario, también hay que lidiar con las tarifas de los pasajes en las rutas urbanas, extraurbanas e interurbanas, ahora mismo sumergidas en un mar de ilegalidad propiciada por el gobierno nacional y secundada por los gobiernos municipales.
Las circunstancias actuales son particularmente difíciles por la severa crisis económica que afecta al país, bien sea por la caída de los precios del barril de petróleo, por políticas económicas que en nada han ayudado a la economía de la gente y que han desatado una inflación brutal, o por la llamada guerra económica, dependiendo de la visión de cada quien.
El caso es que la crisis es real, reconocida por todas las tendencias politicas, entre otras razones porque afecta a todos y porque solo basta salir a la calle para comprobar una realidad de la cual no escapa nadie.
El sector transporte, por supuesto, tampoco es presa de la crisis, y además tiene que lidiar con medidas que, como el aumento de la gasolina, impactan directamente en la prestación del servicio.
Es de suponer que los conductores, como pueblo que son, también sufren la anarquía de la calle, de la vida diaria, solo que con el pequeño detalle de que su única forma de luchar es aumentando la tarifa.
De hecho, el gremio del transporte tiene meses solicitando nuevas tarifas, pero sin ser escuchados por las autoridades, al punto que en el último trimestre del 2015 aumentaron el pasaje sin el permiso respectivo, agobiados, como todos, por la situación país.
Si bien ese aumento no permisado terminó siendo pagado dócilmente por la ciudadanía, no significa que no produjo sus escaramuzas y que no fue advertido por los usuarios como una muestra de la anarquía inexistente en la materia.
Y no es que ese aumento del último trimestre del 2015 no fuera justo, el caso es que fue materializado en forma unilateral, sin consultar, porque las autoridades escondieron la cabeza, como el avestruz.
Acuerdos sin Gacetas
«Nosotros discutimos tarifas con el alcalde Jorge Rodríguez, del municipio Libertador, a finales de 2015 y llegamos a un acuerdo», contó Alexis Noda, presidente de la Federación Nacional de Transporte, aunque reconoce que esos acuerdos no fueron plasmados en ninguna Gaceta Municipal.
Ese último aumento en las tarifas del transporte llevó el pasaje mínimo de 15 a 20 bolívares, pero ahora los gremios aspiran que suba por lo menos a 25, aunque hay líneas urbanas que quieren llevarlo a 40. Y que ya intentaron cobrar 40, solo que la ciudadanía se los impidió.
En los actuales momentos supuestamente hay conversaciones entre los gremios del transporte y el Ministerio del Poder Popular para el Transporte (rutas interurbanas y extraurbanas), así como con las alcaldías (rutas urbanas), pero lo cierto es que en la calle algunos conductores cobran lo que les sale del forro, sencillamente porque no hay autoridad que se los impida.
El cuento que a diario tienen los conductores que cobran por encima de la tarifa actual es que «la gaceta sale pronto», «el lunes sale la gaceta». Pero, mientras tanto, cobran lo que quieren.
El pasado jueves (10 de marzo), el colector del bus Encava blanco, amarillo y verde, propiedad del socio 92 de la Asociación Cooperativa Mixta Conductores Unidos Caracas-Guarenas-Guatire, de placas 26A40AA, le cobró 70 bolívares a los pasajeros que abordaron a eso de las 12:30 pm en el terminal de Guarenas en ruta a Petare.
“Desde hoy”, contestó el colector, vestido con camisa roja y pantalón caqui, cuando se le preguntó desde cuándo había aumentado la tarifa. “La Gaceta sale el lunes, eso está listo”, aseguró, sin prestar atención en el hecho de que estaba admitiendo la culpa de cobrar el aumento sin el permiso legal.
El cuento de la Gaceta tiene semanas, si no meses, lo que puede interpretarse como un acto negligente por parte de las autoridades, porque no autorizan los aumentos supuestamente para proteger al pueblo, y lo que están es sometiendo a ese pueblo a la anarquía de no saber cuánto les va a costar hoy, o mañana, subir a Caracas o dirigirse desde la capital hacia cualquiera de las llamadas ciudades satélites.
A nivel urbano es peor, porque los alcaldes de Libertador, Baruta, Sucre, El Hatillo, Plaza y Zamora han salido a declarar a la prensa que el aumento no va, cuando ya lo permitieron antes sin hacer nada en favor de sus comunidades.
Problema serio
«Lo del pasaje es complejo, porque no se trata de una tarifa única para todos, por lo cual las discusiones y los acuerdos involucran a muchos actores», admitió Noda. «En Petare tenemos varias tarifas desde la redoma hasta los barrios», explicó. «Hasta ahora, lo más sensato es un aumento a 25 bolívares, y para eso tenemos un preacuerdo con las autoridades, porque también somos pueblo y entendemos que la situación país es difícil», agregó. «Y no es que le hemos dado una patada a la mesa, no. Es que simplemente no hay ninguna mesa, hace rato que no nos sentamos a conversar oficialmente».
Antes, las discusiones con los gremios se basaban en las condiciones de las unidades, en la prestación del servicio, en el cumplimiento de los acuerdos. Ahora, ante la falta de repuestos, ante la inseguridad, eso es lo de menos.
En este sentido, ahora los transportistas tienen excusas suficientes para no prestar el servicio como debe ser.
Y muchas veces tienen razón. No es solo el pasaje, desde hace rato las líneas no cumplen las rutas establecidas ni sus guardias.
Las líneas que cubren la Guarenas-Guatire trabajan entre las “cuatro esquinas” en Zamora y el Banco Provincial en Plaza (cuando los acuerdos previos los obligaban a “dar la vuelta” y llegar hasta el Hospital General Guarenas-Guatire en Guatire y hasta la Plaza Bolívar en Guarenas), así como bajaron las horas de las guardias nocturnas en las rutas Guarenas-Las Rosas, Guatire-Las Casitas, entre otras, azotadas por el hampa.
¿Cuáles autoridades?
¿Con qué cara un ministro, unos alcaldes o alcaldesas, unos directores de transporte, son capaces de salir a declarar que no han autorizado ningún aumento en las tarifas del pasaje -y le recomiendan a la ciudadanía que denuncie las irregularidades- si antes se escondieron, se hicieron los locos y permitieron la arbitrariedad?
En Guarenas y Guatire, por ejemplo, los aumentos son a diario y nadie hace nada. El hampa azota en las paradas y la policía no se ve. No se ve a la Policía de Miranda, pero tampoco las de Plaza y Zamora.
¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién será capaz de salir a dar la cara?
Edward Sarmiento
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