Carlos Lozada, negociador de paz de las FARC en La Habana señaló que las nuevas desavenencias surgieron por la supuesta intención del gobierno de imponer una «rendición incondicional» de la guerrilla
Las discusiones sobre un cese del fuego bilateral y definitivo en Colombia destaparon un nuevo frente de tensión entre la guerrilla de las FARC y el gobierno, en la etapa final del proceso de paz que negocian en Cuba.
Este lunes la organización comunista reconoció que las conversaciones sobre el fin del enfrentamiento y el desarme de los rebeldes se «frenaron», y culpó a su contraparte del nuevo traspié en las negociaciones que iniciaron en noviembre de 2012.
«La mesa (de diálogos) no está paralizada, (pero) se frenó un poco la discusión que tenemos (…) sobre el cese al fuego y hostilidades bilateral y definitivo», admitió Carlos Lozada, negociador de paz de las FARC en La Habana.
El jefe rebelde, que evitó hablar de crisis, señaló que las nuevas desavenencias surgieron por la supuesta intención del gobierno de imponer una «rendición incondicional» de la guerrilla a través de un acuerdo de cese del fuego bilateral.
«Lo que se quiere es (…) intimar una rendición incondicional por parte de la insurgencia y de eso no se trata. Se trata de un proceso de paz y no de una desmovilización de una guerrilla», comentó Lozada.
El equipo de paz del gobierno no se pronunció de inmediato sobre estas declaraciones.
Sin embargo, el presidente Juan Manuel Santos envió a La Habana a su hermano Enrique para «transmitir mensajes y colaborar en la mesa de conversaciones», anunció Humberto de La Calle, jefe de la delegación oficial.
Enrique Santos, un curtido periodista, allanó el camino para el actual diálogo con la guerrilla como enviado especial de Santos. Otras veces ha viajado a La Habana para destrabar las discusiones.
Según de la Calle, el hermano del mandatario se reunirá con los negociadores del gobierno y con el máximo comandante de las FARC, Timoleón Jiménez (Timochenko).
En un reciente mensaje filtrado a la prensa, el jefe rebelde le advirtió a sus tropas sobre las dificultades que atraviesa el proceso y les dijo que, en caso de que no haya arreglo, «no hay más que hacer que continuar con lo que en más de 50 años hemos venido haciendo».
Entre las fórmulas se ven…
Comprometidas en una compleja negociación que busca acabar con medio siglo de conflicto armado, las partes desistieron la semana pasada de firmar un acuerdo definitivo de paz el 23 de marzo, como se habían comprometido, a la luz de las diferencias que han surgido en el tramo final de las conversaciones.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Santos ya se pusieron de acuerdo en cuatro de los puntos previstos (problema rural, cultivos ilegales, reparación de víctimas y participación en política de los guerrilleros una vez se desarmen).
Sin embargo, restan por cerrar el cese definitivo del enfrentamiento y el mecanismo para refrendar los pactos, puntos en los que persisten serias diferencias.
Sobre el primer aspecto, las FARC y el gobierno intentan acordar las zonas en Colombia donde se concentrarían las tropas guerrilleras durante el proceso de desarme bajo verificación de Naciones Unidas.
Lozada indicó que tras «haber avanzado significativamente» en la discusión de este punto, la delegación del gobierno presentó un documento que «prácticamente reversaba lo que se había logrado avanzar en los últimos meses en ese tema del cese al fuego».
AFP