20 jóvenes privados de la audición se han destacado como bailarines de salsa
SAN JUAN. Una veintena de jóvenes sordos ha superado sus limitaciones y se ha destacado como bailarines de salsa, gracias a la ayuda de una intérprete.
Este grupo de sordos se matriculó hace varios meses en el grupo de baile Cambio en Clave, que dirige hace seis años Rafael Cancel, que se sirve de Marina Martínez como intérprete.
Edwin Quiñones, de 28 años, parte de ese grupo de sordos, dijo a Efe que el baile le emociona, anima y quita el mal humor que normalmente sentía y proyectaba hacia los demás.
Quiñones, quien con orgullo mostró una camiseta que lucía la palabra salsa durante la entrevista, sostuvo que su integración en Cambio en Clave surgió después de que varias amistades lo animaran a aprender a bailar salsa.
«Tengo un buen maestro, me ha enseñado bien los pasos y yo estoy viendo a las personas; los copio, más o menos cojo el paso y practico. Queremos que vean que los sordos también podemos hacerlo», aseguró.
Quiñones afirmó que no le es difícil seguir los pasos que imparte Cancel ante 200 personas en el atrio del Coliseo de Puerto Rico José M. Agrelot de San Juan, el principal escenario de conciertos y otros espectáculos en la isla caribeña.
«Lo que pasa es que veo lo que están haciendo y los sigo. No hay dificultad. Es básico, vamos a ver lo que pasa cuando vaya al otro nivel», abundó.
Martínez, por su parte, admitió a Efe que es un reto enseñarle al grupo de sordos a través del lenguaje de señas los pasos tradicionales de la salsa «1, 2, 3… 5, 6, 7» mientras Cancel enseña en su clase desde una pequeña tarima.
«Es un reto, pero es bien buena porque me ayuda a integrarlos a la música y a la salsa, que era lo que queríamos», enfatizó Martínez, hija de padres sordos.
La intérprete dijo que también se unió a aprender salsa porque a su padre le gusta y quería hacer algo diferente en su vida, además de relacionarse con otras personas.
El maestro Cancel, mientras tanto, afirmó que la inclusión de sordos en clases de salsa es «algo nuevo en Puerto Rico» y que este proyecto ha sido enriquecedor, tanto para los oyentes como para los no-oyentes.
Destacó que la música «rompe las barreras y las deshace por completo», pues de esa manera los oyentes pueden conocer por primera vez a una persona sorda y que, a pesar de que no pueden comunicarse a través de la comunicación oral, lo pueden hacer a través del baile.
«A través del baile tienen una experiencia que se la gozan a millón, así que si una persona tiene dos pies izquierdos, pues no hay excusa para bailar e integrar la sociedad», reconoció.
Cancel relató que antes de iniciativa apenas había conocido a personas sordas que bailasen salsa.
La primera vez ocurrió en 2006, cuando fue a la barra del establecimiento donde impartía sus primeras clases de salsa a pedir una botella de agua, solicitud que no fue respondida por la persona encargada.
El joven le explicó más tarde que no se había percatado por ser sordo, lo que sembró la curiosidad en Cancel, que le preguntó cómo bailaba sin escuchar, a lo que le respondió que gracias a sentir la vibración del sonido en la piel.
Un año más tarde le tocó la oportunidad de bailar con una muchacha que a pesar de ser sorda, recuerda, «tenía un ritmo brutal».
Decidió entonces integrar, este año, a los sordos a sus clases acompañados por una intérprete, en «una integración social» que se puede realizar, dijo, en cualquier país.
«Ellos no tienen ninguna limitación. Sienten la música por la piel o por la otra persona. Si puedes caminar, puedes bailar, pero ahora he visto gente en sillas de ruedas bailando y creo que es mejor que si puedes respirar, puedes bailar, no hay excusa», subrayó.
Una veintena de jóvenes sordos han superado sus limitaciones destacando como bailadores de salsa, gracias al trabajo de una intérprete y sintiendo el sonido a través de las vibraciones en su cuerpo.
Agencias