Luego de perder la lucha con un penoso cáncer, el jueves falleció el ex astro del fútbol holandés Johan Cruyff. Nacido en Amsterdam el 25 de abril de 1947, Cruyff revolucionó el fútbol moderno primero como futbolista, especialmente en la selección holandesa y en los dos clubes que marcaron su vida, el Ajax y el FC Barcelona, y posteriormente como entrenador, donde creó escuela con su estilo de corte ofensivo.
«En mi vida he tenido dos grandes vicios: fumar y jugar a futbol. El futbol me ha dado todo en la vida y, en cambio, fumar, casi me lo quita», Johan Cruyff.
Cruyff luchó desde octubre del año pasado contra un cáncer de pulmón que le fue detectado después de realizarle varios estudios que confirmaron las malas noticias; durante el tratamiento llegó a bromear con que le estaba ganando el pulso, pero en los últimos días su salud empeoró considerablemente hasta que después de un viaje a Oriente Medio empezó a sentirse mal.
El holandés más famoso del planeta futbolístico ha sido el gran emblema del FC Barcelona, en su historia más reciente, primero cuando recaló en 1973 como futbolista, y especialmente después cuando durante la presidencia de Josep Lluís Núñez fichó como entrenador.
La suya fue una llegada que acarrearía el surgimiento del mejor Barsa de la historia, bajo su mandato y después con las mejoras que tanto Frank Rijkaard y, especialmente, Josep Guardiola, dieron a la idea implantada por Cruyff a finales de los ochenta.
A pesar de lo grandioso que su legado fue para al conjunto azulgrana, Cruyff ha sido siempre una figura que ha tenido tantos detractores como seguidores en el club catalán, y sobre todo cuando fue despedido en 1996.
Fue a partir de entonces cuando Cruyff se desvinculó de los banquillos, aunque dirigió en algunos partidos a la selección catalana, y estuvo vinculado a colectivos que intentaron asaltar la presidencia azulgrana, como el que lideró Joan Laporta.