Cuando compramos a los bachaqueros nos convertimos en sus cómplices y por extensión de quienes fomentan zozobra y angustia a los venezolanos
La guerra contra los bachaqueros tiene que ser frontal. Estos individuos forman parte de la cadena de saboteadores que buscan derrocar al gobierno legítimamente constituido. A los traidores a la patria poco les importa adueñarse de los alimentos que pertenecen al pueblo. Sin ningún tipo de miramientos usan diferentes estrategias para conseguir los productos de primera necesidad, que luego revenden a los ciudadanos a precios exorbitantes.
Cuando compramos a los bachaqueros nos convertimos en sus cómplices y por extensión de quienes fomentan zozobra y angustia a los venezolanos. En esta coyuntura tan difícil replegarnos y aceptar el juego de la derecha fascista solo nos conduce al desespero. No podemos claudicar, estamos obligados a continuar luchando, ahora con más ahínco hasta vencer a los enemigos de Venezuela. En honor al comandante Chávez debemos aplastar todo intento de golpe de Estado o desestabilización del país.
El bachaquero es un sujeto al que no le importa la patria. Su interés básico es obtener dinero fácil expoliando a sus vecinos y a las personas necesitadas. En su imaginación jura que alcanzará la riqueza y se promoverá socialmente. Pero no es más que un parásito que carcome las entrañas sociales y su oscuro proceder recula con su negación de los valores más simples y en la miseria que domina su pensamiento. No resuelve su vida ni la del prójimo, roba con gran descaro a sus semejantes.
Se hace necesario castigar al bachaquero; aplicarle la ley de manera justa de acuerdo a su acto delictivo. Sin miramientos, porque quien hace tanto daño a los demás no merece ni lástima ni conmiseración.
Asimismo, se debe desmantelar toda la red de corrupción que está tras estos sujetos. Desde los funcionarios públicos hasta los empresarios que desvían alimentos, medicinas y productos de utilidad diaria. Es imperante hacerle seguimiento a la cadena de comercialización, salir a las colas a detener a bachaqueros y vende cupos; enfrentarlos con decisión, enjuiciarlos para que respondan por sus actos delictivos. Solo así dejarán de delinquir ante la mirada impotente de los ciudadanos.
José Gregorio González Márquez