En 2002 se constituyó, promovido por el gobierno, un “Comité de Víctimas del Golpe de Estado”; ahora se constituye, también auspiciado por el gobierno, un “Comité de Víctimas de la Guarimba”
Mañana se cumplen 14 años desde aquel día en el que la oscuridad represora mostró, por primera vez, esa cara feroz que luego tuvimos que ver tantas otras veces, y la única verdad hasta ahora es que 19 asesinados el 11 de abril de 2002 siguen esperando en sus tumbas por una justicia que no llega.
Las cifras no mienten, el olvido no es opción. Ante la CIDH, por el caso de abril de 2002, el gobierno venezolano reconoció que fueron 79 las investigaciones abiertas sobre las 19 muertes y los centenares de lesionados de esos días. De esas 79 causas, solo 4 llegaron a juicio. Sólo en 2 de esos 4 juicios se produjo condena.
Esto no significa que se haya hecho justicia. La primera de las 2 únicas condenas sobre estos hechos fue contra unos GNB, que no eran los que todo el mundo vio en la esquina de Marcos Parra, en Caracas, disparando a mansalva contra los manifestantes que allí se encontraban. A estos “chivos expiatorios”, en todo caso, se les condenó por solo uno de los asesinados, y ya están en libertad.
La otra causa en la que hubo “condena”, si así puede llamarse a ese adefesio judicial violatorio de todas y cada una de las garantías que deben respetarse para que el proceso sirva para esclarecer, como corresponde, la verdad por las vías jurídicas, es la que se siguió otro contra Forero, Vivas, Simonovis y los PM. Esta causa solo abarcó a otros 2 de los 19 asesinados.
Nótese que, incluso si aceptásemos lo inaceptable y dijésemos que esos juicios fueron válidos y que dichas condenas fueron “justas”, después de 14 años aún quedarían 16 muertes por esclarecer. La impunidad y la mentira siguen siendo la regla.
Al gobierno jamás le ha interesado que se sepa la verdad de lo que ocurrió en esas fechas. Tampoco quiere que se sepa la verdad de lo que ha ocurrido desde el 2014 hasta ahora. En ambos casos es que se ha tratado de consolidar una supuesta “verdad oficial” que, por mucho que se la adorne, hiede tanto a mentira que es absolutamente indefendible.
Antes era la “oposición golpista” la causante de las 19 muertes de abril de 2002. Incluso se afirmó que habían participado unos supuestos “francotiradores” que serían, según el gobierno, los responsables del grueso de esos asesinatos. Lo que nunca se ha dicho es por qué ninguna de las 79 investigaciones sobre estos sucesos tuvo que ver con esos “francotiradores”, ni por qué los únicos detenidos el 11A como tales fueron liberados apenas Chávez volvió a Miraflores.
Ahora es igual. De las 45 muertes, todas lamentables, que los órganos oficiales vinculan con las protestas recientes, solo 36 guardan relación con las manifestaciones. De éstas, 19 son producto directo de la acción de militares o policías o son atribuibles a grupos civiles violentos que actuaban bajo el amparo de la autoridad; 7 son asesinatos de funcionarios policiales o militares; otras 7 son producto de colisiones contra barricadas y las últimas 3 son de ciudadanos que fueron asesinados mientras removían los obstáculos de las vías. Las otras 9 no tienen relación con las protestas.
Pese a todo esto, de todas estas muertes se pretende responsabilizar, de nuevo, a la oposición, y se siguen usando, en defensa de la impunidad y la mentira, las mismas estratagemas. En 2002 se constituyó, promovido por el gobierno, un “Comité de Víctimas del Golpe de Estado”. Ahora se constituye, también auspiciado por el gobierno, un “Comité de Víctimas de la Guarimba”. En ambos casos, la única finalidad de estos grupos es la de avalar y apuntalar la “versión oficial” de los hechos, nada más. Antes fue la “oposición golpista”, encarnada en los comisarios y en los PM injustamente condenados, la “culpable” de los asesinatos de entonces. Ahora también es la oposición, encarnada en Leopoldo López, la supuesta “responsable” de las muertes recientes, y esto se cacarea a despecho de que a López no se le investigó, ni mucho menos se le condenó, en otro de estos juicios vergonzosos en los que la verdad y la ley terminaron siendo poco menos que papel higiénico, por asesinato.
Así están las cosas.
“En ambos casos, la única finalidad de estos grupos es la de avalar y apuntalar la ‘versión oficial’ de los hechos. Nada más…”
foto PuenteLlaguno