La Biblia es el manual de vida que Dios nos dejó, para que tuviésemos su dirección en todas las áreas de nuestra existencia en este mundo. Sin embargo, muchas personas ni siquiera la leen alegando que no la entienden.
Pero en las Santas Escrituras encontramos muchos versículos que destacan la necesidad, importancia y finalidad de conocer su contenido.
“Toda escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en justicia”, 2 Timoteo 3:16.
“Cuan dulces son a mi paladar tus palabras. Son más dulces que la miel en mi boca”, Salmo 119:103.
“Al encontrarme con tus palabras, yo las devoraba, ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo llevo tu nombre, Señor, Dios Todopoderoso”, Jeremías 15:16.
Si bien es cierto que la lectura de la Biblia nos enseña a conocer la voluntad de Dios, solo a través de la revelación que nos da el Espíritu Santo, es que esta verdad penetra en lo profundo de nuestra mente y nuestra alma para transformar nuestra vida.
Es decir, si leemos las Santas Escrituras buscando entender con nuestra inteligencia humana lo que Dios quiere decirnos, quedaremos en la total ignorancia de las mismas.
Pero si buscamos la sabiduría de Dios, tendremos la ayuda del Espíritu Santo, no solo para entender sino para creer en lo que nos dice la Biblia.
Jesucristo nos dice. “porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, se les han embotado los oídos y cerrados los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón y se convertirían y yo los sanaría”, versículo 15, capítulo 13 del evangelio de Mateo.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios Lic. Beatriz Martínez (CNP 988) beaperiodista@hotmail.com