Mi pasión por el beisbol y por el periodismo me hizo llegar a esta profesión más temprano que muchos otros.
Para ser periodista solo hay que tener pasión…y audacia
Parte de mi adolescencia la viví en El Prado de María, entre El Cementerio y Los Rosales. Recuerdo clarito que cerca vivía el narrador de la Lucha Libre, Antonio del Nogal, cuya sintonía era obligada todos los sábados por mi abuela Sofía. Cercano a casa en el edificio Arrate se la pasaba jugando chapita el ahora colega Humberto Acosta, diagonal, hacia la prolongación Zuloaga habitaba el judoca Alexis Mundo, en La Bandera, el salsero Freddy “Coco” Ortega, en Las Acacias el jockey Balsamino Moreira, en la calle El Colegio una novia del campeón nacional pluma, Leonel Hernández y en una de las señoriales casas de la zona, el famoso coche de Isidoro era una de las curiosidades del lugar y qué decir de la histórica iglesia La Milagrosa.
En la zona era normal ver a César Tovar, vecino de la cota 905 y al “héroe del 41”, Luis Romero Petit quien todavía vive por ahí. También paseaba de cuando en vez un hombre altísimo, de corbatín, muy caballeroso, el sempiterno candidato Germán Borregales.
Debajo de mi casa en la esquina de El Prado, a mano derecha había un bar llamado Flor de Lara que era muy concurrido. Recuerdo que allí en su barra vi Marco Antonio Muñiz y a Daniel Santos. El kiosco de Ramón estaba al lado y era de visita obligada por mí los días martes muy temprano para pedirle prestadas las revistas hípicas que usaba para hacer mi dupleta semanal, que por supuesto vendía integra en el bar casi el mismo día en la noche y ya para el fin de semana lo único que quedaban eran los batacazos.
Mis sábados en la tarde los pasaba en el campamento scout en aquellas maravillosas instalaciones de la Escuela Gran Colombia.
Mi cuadra, mi barrio, mi parroquia, era algo excepcional que recuerdo con mucha nostalgia y orgullo. Uno podía jugar pelota de goma al frente de la casa y pasear es su carrucha sin mayor complicación. Las únicas molestias –si se puede catalogar así—eran de los borrachitos, cuyos chistes y ocurrencias superaban cualquier inconveniente, del resto todo era normalito o tipo tranquilo, para decirlo en el lenguaje de ahora.
Yo vivía relativamente cerca del estadio universitario de manera que caminar toda la avenida Roosevelt, atravesar la Plaza Tiuna y llegar a la Ciudad Universitaria era un paseo y más cuando nos íbamos en cambote.
Nuestra excursión al estadio era normalmente los domingos. El gran problema era entrar, hasta que –muchachos al fin–, conseguimos un hueco en una de las cercas de preferencia por donde nos coleábamos uno a uno con mucha cautela despistando a los policías. Ya adentro, veíamos el juego en gradas hasta el séptimo y luego, como ya había puerta libre nos pasábamos para palco.
Yo iba al estadio por dos cosas. Porque me gustaba el beisbol y porque quería ser periodista deportivo, por eso compartía mis miradas entre el campo de juego y el palco de prensa.
Mi sueño cumplido era estar algún día allí sentado con esos grandes: el Musiú Lacavalerie, Delio Amado, Tovar Bracho, Carlitos González, Felo Ramírez, Luis Enrique Arias –el afable pata zurda–, José Aníbal Manzo “Metrallazo”, Foción Serrano “El Tigre Mayor”, Arturo Celestino Álvarez “El Premier” y todos los periodistas deportivos de entonces: Leo Benítez, Diógenes Carrillo, Francisco Camacho Barrios, Guillermo Vílchez, Osman Cárdenas, Alí Ramos, R.J. Mauriello, Rafael Ruggeri, Duilio Di Giacomo, Chichi Hurtado”, y locutores de la talla del Chepe Pérez Meléndez, Gilberto García, Néstor López, Willy Merchán…en fin, una generación inolvidable.
Así fue pasando mi tiempo de adolescente escribiendo crónicas en mi cuaderno que solo yo leía y narrando algunos pasajes de las peleas de Cassius Clay, los jonrones de Larry Howard, los hits de la dupla Tovar-Davalillo con el Caracas y el clásico Simón Bolívar ganado de punta a punta por Don Florestán en el año 69.
Capturado in fraganti
Un domingo soleado en medio de un Caracas-La Guaira me tocaba a mí pasar de último por el hueco de la famosa cerca, pero me quedé enredado y un tipo de rostro hostil, de guayabera blanca me capturó in fraganti, me agarró por la pechera y me dijo a gritos hasta del mal que me iba a morir.
Ese hombre era el popular Víctor Carrillo, persona de confianza de El Negro Prieto, propietario de los Leones, el más implacable portero que ha tenido el beisbol profesional.
De allí en adelante, todas mis entradas al estadio fueron con mi tío Esteban.
Y qué casualidad, siempre me encontraba a Carrillo…y el tipo se percataba de que había ingresado con mi entrada.
Pasó el tiempo. Y siempre me dije “Cuando sea periodista le voy a meterle mi carnet a ese tipo por el pecho…”
Pues bien, tiempo después, en apenas unos días de haber entrado a la universidad ingresé como pasante en la redacción deportiva del vespertino El Mundo. Mi primera pauta fue entrevistar en su casa a Víctor Davalillo que había sufrido un accidente y al día siguiente me mandaron a hacer un trabajo en el estadio y me dieron un “pase de prensa” de los que la Liga le asignaba al periódico.
Cuando llegué a la entrada de pases, divisé a lo lejos a Carrillo. Me puse nervioso…pero me envalentoné. Vi cuando le comentó a un policía que yo estaba en la cola y cuando me tocó el turno de entrar, el tipo grito iracundo….”Ese es coleao y no entra aquí”.
¡Sorpresa!. Saqué mi pase y Carrillo enmudeció.
Con el tiempo “Carrillito”, como lo llamaba, fue de mis mejores amigos de la tertulia nocturna del Gran Café de Sábana Grande después de cada juego.
Fue tanta la amistad que en mi época de promotor de boxeo, contraté a Carrillo para que custodiara la puerta de mis eventos…a lo mejor a mas de un Jairo Cuba le tocó confrontar con el duro personaje y ojalá que tiempo después haya cumplido su sueño.
Yo cumplí el mío.
…son crónicas de lo cotidiano.
ARENA Y CAL
EL DIRIGENTE Guillermo Martínez quién luego de su salida de UNT daban como fijo en PJ, dejó a los amarillos y se incorporó de lleno a Avanzada Progresista.
YARE. Crisanta Cañongo, ex alcaldesa del municipio Simón Bolívar también saltó la talanquera y desde hace algún tiempo cohabita en las filas del chavismo.
MARGARITA. Desde la isla nos informan que el grupo de Luis Ignacio Planas en medio de la división copeyana está dando línea a todos sus seguidores para que voten en contra de Morel Rodríguez.
EN GUAYANA también nos reportan que Andrés Velásquez está sorteando muchos problemas, similares a las de hace cuatro años con sus aliados en medio de una campaña donde predomina el dinero para tratar de ratificar a Rangel Gómez.
LOS VEHICULOS chinos se han convertido en una verdadera alternativa ante los escandalosos precios de las marcas tradicionales y por su relación precio-valor van a competir fuerte en el mercado.