Es una evidencia demostrable con facilidad notoria, la de que un aspirante a la reelección de un cargo de elección popular posee varias y notorias ventajas en la aspiración de continuar en él
El reciente referéndum celebrado en Bolivia, en el cual los ciudadanos se pronunciaron por la negativa a una nueva reelección a la que aspiraría el actual presidente Evo Morales, deja ver varios significados en ese acto ante la pretensión de ir a una tercera oportunidad en el ejercicio del mando.
Hay la tendencia en varios exmandatarios de Latinoamérica de hacerse indispensables como presidentes en el país que gobiernan. Con ello desconocen los principios universales del Derecho Electoral en una democracia, como son la igualdad de los aspirantes a ese destino y la alternabilidad del ejercicio del poder.
Es una evidencia demostrable con facilidad notoria, la de que un aspirante a la reelección de un cargo de elección popular posee varias y notorias ventajas en la aspiración de continuar en él. Incluso no solo en el de Presidente, sino en otros del poder ejecutivo.
De ahí surge el otro principio de la alternancia en el poder ante los aspirantes al continuismo, recogido en la legislación electoral, incluso con rango constitucional. Se trata de que el sistema democrático ofrezca varias opciones ante el electorado de renovar, cambiar los cargos del gobierno en diferentes niveles. Es un principio que busca enfrentar el notorio ventajismo de un aspirante en el poder ante otros que no lo poseen, con las evidentes y diversas ventajas que ello conlleva, al ser utilizadas la variedad de recursos de toda índole que rodea y detenta a quien está en una aspiración de reelección.
Por eso los sistemas o modelos electorales ofrecen varias alternativas: desde la prohibición absoluta, caso de México, hasta la posibilidad de una sola reelección como en Colombia y hasta de dos como en la misma Bolivia. En Venezuela se modificó la Constitución para admitir la reelección indefinida en los cargos de elección popular y de esa forma se cambió la posibilidad de solo una vez, o de dos que existía en la presidencia.
El tema da para otras reflexiones, entre ellas la de que el pueblo es quien decide en definitiva a quién elegir. Pero es notorio que él estará sometido a un cuadro diverso de influencias y presiones que lo conducen a optar por quien está en el ejercicio del poder, de igual forma se inclina a la personalización del mismo, lo que es contrario a la democracia colectiva igualitaria y alternativa.
Baltazar Gutiérrez