Sobreproducción y almacenamiento seguro amarrarán bien la estrategia de quiebre de economías como la venezolana y la rusa
En febrero pasado, luego de la reunión sostenida por Qatar, Arabia Saudita, Rusia y Venezuela, con la finalidad de llegar a un acuerdo para congelar la producción petrolera, hice estas precisiones sobre Arabia Saudita: «Es el mayor productor de la OPEP, pero a su vez el que vende el petróleo más barato del mundo. O sea, el que ha utilizado su capacidad productora para demoler los precios de sus socios. Se le reconoce por bajar o aumentar los precios a su conveniencia, negándose casi siempre a la disminución de la producción. Además, con su política de precios bajos, se ha apropiado de los mercados de Irak y Libia, entre otros, luego de que Estados Unidos y sus aliados defenestraran los gobiernos de esas naciones. Hechos muy curiosos que nos hace vincular a los saudíes con los altos intereses imperialistas. Pero a su vez, dudar de la convicción que pudieran tener para llevar hasta sus últimas consecuencias la defensa de los precios justo del petróleo en esta coyuntura y en las que de seguro, seguirán viniendo mientras exista el oro negro”.
Por eso lo que ocurrió en Doha no debe sorprender. Que el principal protagonista endose a un tercero la razón de su negativa a suscribir un acuerdo como ese, es una burda excusa que engatusará solo si no tenemos claro el contenido del párrafo anterior.
La excusa ya estaba elaborada. El Vice Príncipe heredero había dicho: «Que si todos los productores no congelan la producción nosotros no congelamos». Y obviamente se refería a Irán que como caso excepcional dentro de la OPEP se ha planteado recuperar los niveles de producción que tenía antes de ser sancionado (que lo hizo dejar de vender más de 1 millón barriles por día) por su programa de energía nuclear, razón que lo hizo deslindar de cualquier acuerdo de baja o congelación de la producción OPEP. O sea, Irán no se propone aumentar nuevos niveles de producción, quiere volver a su producción tradicional, caso contrario el de los saudíes que desean aumentar a 11,5 millones barriles diarios para luego llegar a un tope de 12,5.
De ese modo mantendrían la primacía de mayor vendedor del orbe, y la sobreproducción les interesa un carajo, corrijo, como estrategia política y económica les interesa muchísimo si consideramos que más que miembro OPEP, pertenece al gran eje comercializador petrolero de las grandes potencias comandado por Estado Unidos. Claro está que entienden que la sobreproducción es un arma política para subyugar a los productores más débiles, que además, técnicamente hablado, no generará colapso alguno en los sistemas de almacenamiento como algunos expertos señalaban el año pasado, porque están tomadas todas las previsiones.
Sobreproducción y almacenamiento seguro, amarrarán bien la estrategia de quiebre de economías como la venezolana y la rusa. Y paradójicamente, garantiza energía guardada barata para el futuro a las naciones hegemónicas.
Aquileo Narvaez Martínez
aporrea.org