China debe estar alerta ante malignas influencias religiosas llegadas del extranjero, afirmó el presidente chino, Xi Jinping.
Sus declaraciones siguen a un endurecimiento de las regulaciones sobre religión, que incluye la prohibición del velo y la barba en la región mayoritariamente musulmana de Xinjiang, así como la retirada de cruces en iglesias del este de China.
«Debemos vigilar con decisión contra infiltraciones extranjeras a través de medios religiosos e impedir las infracciones ideológicas por parte de extremistas», afirmó Xi.
El presidente hizo esas declaraciones en una conferencia sobre religiones durante el fin de semana en Beijing, según la agencia oficial de noticias Xinhua.