El hombre nuevo socialista es el “bachaquero o bachaquera”, que dificulta mucho más la vida del venezolano común
Cuando Chávez hablaba del hombre nuevo socialista, es decir el ser humano producto del socialismo del siglo XXI, lejos estuvimos de imaginar que sería lo que estamos viendo hoy en ciudades y pueblos venezolanos. Su legado en esta materia se yergue amenazante enfrente de todos, camuflado detrás de diferentes ropajes y actividades, todas ellas muy nocivas para la sociedad en general. Aunque sus labores son variadas, detrás de ellas se esconde un ser hecho de la misma materia, con todos los defectos y sin virtudes, agresivo y amenazante, violador de leyes y normas ciudadanas, aprovechador de la desdicha ajena, solidario sólo consigo mismo, arbitrario, ignorante, sin nacionalidad ninguna, sin verdaderas lealtades y capaz de los peores delitos y desmanes. Ése es el hombre nuevo socialista creado por la revolución bolivariana en estos 17 años.
El hombre nuevo socialista es el “bachaquero o bachaquera”, que dificulta mucho más la vida del venezolano común, al quitarle toda posibilidad de acceder a los bienes de precios regulados. Nos encarece aún más el costo de la vida, al añadir su intermediación especulativa a la inflación generada por el exceso de circulante del Banco Central. Acentúa la escasez al secuestrar y acaparar productos necesarios para la sociedad. Bachaquero que agrede a hombres, mujeres y niños del pueblo y que contribuye a profundizar el caos y la corrupción, en su asociación con mafias expendedoras privadas y con agentes de seguridad del Estado. Delincuentes asociados en verdaderas bandas que actúan protegidos por un gobierno, que los considera pueblo en lugar de la escoria despreciable que realmente son.
El hombre nuevo producto de la revolución es el pran carcelario, que vive encerrado en una prisión de privilegios delictivos, que le permiten salir cuando quiere, organizar sus delitos desde las cárceles, dirigir sus bandas, administrar sus fortunas y ser realmente amo y señor de las prisiones, donde controlan sus propios ejércitos y someten a las autoridades carcelarias a través del dinero y la corrupción. El pran que controla las minas de oro en Guayana, que se apropia de un recurso de todos los venezolanos, que destruye impunemente la naturaleza y que despoja de territorio al Estado nacional. El hombre nuevo es “el Lucifer” de El Cementerio, “el Picure” del centro del país, junto con todos los miembros de sus bandas, que armados imponen su poder en barrios y pueblos de Venezuela, asesinando a quienes se les interponen y llevando nuestra a nación a ser un Estado fallido como Somalia. El bolichico, el magistrado corrupto, el ministro indolente, el funcionario negligente, la alcaldesa saqueadora, el gobernador contrabandista. Todos ellos son fruto de esta mal llamada revolución y peor calificada de bolivariana.
Luis Fuenmayor Toro