Un refugiado sirio y minusválido de guerra, Ibrahim Al-Hussein, de 27 años, llevó el martes la antorcha olímpica de Rio 2016 hasta un campo de migrantes en Atenas, para recordar la tragedia que viven 60 millones de refugiados en el mundo.
Ataviado con la camiseta oficial de los Juegos, blanca con mangas amarillas, Al-Hussein prendió su antorcha sobre la del presidente del Comité Olímpico griego, Spyros Kapralos, en medio del alborozo de refugiados en el campo de Eleonas, un terreno en las afueras de una zona industrial de Atenas en el que viven unas 1.620 personas en contenedores.
Detrás suyo, un padre afgano mostraba su bebé, con una pancarta encima de su sombrero: «Open the borders (Abran las fronteras)».
AFP