No podemos aceptar que manos extranjeras, con marcado acento desestabilizador, amenazantes y fascistas, intente decidir nuestro destino
La crisis que vivimos actualmente en Venezuela es una realidad y como tal nuestro gobierno la ha reconocido e intenta a como dé lugar salir de ella. Nuestra crisis es nuestra crisis y la resolveremos entre venezolanos. Lo que no podemos aceptar es que manos extranjeras con marcado acento desestabilizador, amenazantes y fascistas intente decidir por nosotros nuestro destino. Ya los diagnósticos de la crisis desde diferentes puntos de vista políticos, ideológicos y económicos se han venido expresando en el marco constitucional, pues la salida violenta que produjeron algunos sectores de la ultraderecha en el año 2014 resultó un fracaso; y parte de esos sectores que participaron de alguna forma u otra en el asesinato de unas decenas de personas, no quisieran verse involucrados en actos vandálicos criminales nuevamete. Sin embargo, otros siguen conspirando y quienes apostamos a este proceso seguiremos en la pelea por una Venezuela digna contra la desesperanza… revitalizar la esperanza y solucionar los problemas cotidianos urgentes: como la alimentación, la salud y la inseguridad.
La democratura neoliberal
La República Bolivariana de Venezuela, bajo el liderazgo del comandante Hugo Chávez, fue la punta de lanza del proceso de reconquista de la soberanía de algunos países de América Latina y el Caribe, después de la década perdida de los años ochenta y la década de los noventa, con los ajustes estructurales que dejaron las intervenciones militares, los gobiernos fascistas y sus miles de muertos y desaparecidos, con el consenso de Washington a finales del siglo XX y las democracias representativas fabricadas a la medida de los intereses transnacionales. Desde el año 2000, los países que habían dejado de ser soberanos, lograron avanzar contra todo pronóstico y saboteos hacia la construcción de nuevas independencias, participación popular, lucha contra la pobreza y freno a las formas de dominación dictadas desde los centros de poder. Han sido 17 años en los cuales los ensayos de prácticas democráticas como Nicaragua, Brasil, Uruguay, Paraguay, Honduras y Ecuador, entre otros, se convirtieron en referentes a nivel mundial de que la esperanza de los pueblos no era una utopía, sino una realidad. Nuevos bloques contra los que ya estaban establecidos y obedecían a la política del gran garrote, comenzaron a emerger tales como Alba, Unasur, Celac y Petrocaribe. Las nuevas tácticas de los centros de poder ahora no se caracterizan por las intervenciones militares directas, sino por intervenciones encubiertas y no tan encubiertas como sucedió con el golpe de Estado contra Venezuela en el año 2002, Honduras y Paraguay, el cerco a Argentina y el golpe parlamentario promovido por corruptos contra la presidenta de Brasil Dilma Roussef.
Una posición vergonsoza
La Organización de Estados Americanos (OEA) fue fundada en 1948. En su más de medio siglo de fundada, bajo los principios de promover la democracia representativa, los derechos humanos y el desarrollo económico, más bien se ha prestado para justificar intervenciones militares en América Latina y el Caribe. El historial es vergonzante y tiene su punto de partida cuando en 1960, cuando se prestaron para bloquear el irreverente proyecto socialista cubano en 1960. El silencio cómplice ante las dictaduras militares, así como en el asesinato de líderes como Maurice Bishop y Salvador Allende, entre otros. Hoy un sector de la OEA, encabezado por su secretario general Luis Almagro, pretende, en alianza con los representantes de las democraturas neoliberales, imponer un bloqueo a la República Bolivariana de Venezuela, poniendo en práctica la llamada Carta Democrática. Ya la oposición venezolana estuvo hace poco días en la sede de ese organismo, donde recientemente el ultraderechista congresista republicano Marcos Rubio, conjuntamente con el congresista demócrata Bob Meléndez, a quien se le tiene seguimiento por negocios turbios y corrupción, promovieron radicalizar el decreto del presidente Obama contra Venezuela. Este ensañamiento contra nuestro país es un cobro por haber iniciado un proceso de lucha por las soberanías de nuestra América. En ese sentido, nuestra canciller Delcy Rodríguez fue enfática en su discurso en la OEA y ante la cabeza baja del secretario general Almagro: “Hemos hecho un llamado al gobierno de los Estados Unidos, a encauzar las diferencias políticas, ideológicas, de forma cordial, mediante la cooperación, mediante la solidaridad, como lo contempla la carta de la Naciones Unidas y la carta de esta organización. En respuesta, la arremetida se ha establecido con una campaña apoyada por el secretario general de que van a aplicar la Carta Democrática Interamericana a Venezuela, pretendiendo pasar por encima de los estados miembros. La doctrina misma de esta organización está siendo desconocida, además de vulnerar sus normas esenciales.
Chu che rías
Escuche todos los viernes afrocaribejazz, a las 10pm por dial 6:30am de Radio Nacional de Venezuela. En el interior del país por FM Radio Nacional de Venezuela.
Hoy domingo, en San Jose de Barlovento, casa de la cultura Andres Bello, diálogo sobre Afrovenezolanidad y crisis en Venezuela. 10 am. Coordinador Sixto Hernández.