Pasa en este momento por las primeras etapas de ese proceso y para su fortuna cuenta con la experiencia
Superar la tristeza, aceptar con resignación, tener mucha paciencia y sobre todo trabajar duro en la recuperación, son algunos de los pasos que necesita atravesar un lanzador sometido a una operación tan significativa como lo es la Tommy John o reconstructiva de ligamentos del codo.
Félix Doubront, zurdo de los Atléticos de Oakland, pasa en este momento por las primeras etapas de ese proceso y para su fortuna cuenta con la experiencia y, por ende, de los consejos de otros que han tenido que encarar esa encrucijada.
“Necesitas tratar que la mente no te derrote”, precisó el derecho de ascendencia mexicana Fernando Rodríguez, de algunas cosas que le aconseja a su colega y compañero de equipo. “Se trata de ir bien despacio. Aunque te sientas muy bien y creas que puedes hacer algunas cosas, aquí mismo te van a decir que no”.
El paso de Rodríguez por la Tommy John tiene enorme parecido con la experiencia vivida por Doubront, intervenido quirúrgicamente el pasado 12 de abril. Al operarse, los dos tenían 28 años de edad y relativamente poco tiempo con los Atléticos.
“Llevamos en la pelota desde niños y cuando te quitan el juego es algo bien difícil”, declaró el derecho de El Paso, Texas, a LasMayores.Com. “Es necesario tener paciencia y saber cuál es tu meta, tratar de no apurarte para no volver a lesionarte”.
Tal ha sido la recuperación de Rodríguez, sometido a la Tommy John el 27 de marzo de 2013, que actualmente es hombre clave en el cuerpo de relevo de los Atléticos.
El mismo hombre que aconsejó a Rodríguez cuando le advirtieron que tendría que operarse es el que permanece al frente de los Atléticos al pasar Doubront por una experiencia similar.
“Él (el dirigente Bob Melvin) me ayudó bastante”, recordó Rodríguez. “Ya después que se sepa que tienes que hacerte la cirugía, la mentalidad de uno tiene que cambiar. Al tercer día que me dijeron, yo estaba deprimido, sin ánimo. Me dijo: no puedes hacer nada, lo único es mejorar”. “De allí en adelante, yo venía al estadio con una sonrisa, con el ánimo de saber que al año entrante iba a estar listo”, puntualizó Rodríguez, cuya recta supera consistentemente las 95-96 millas por hora.
Precisamente el derecho de 31 años es conceptuado por Melvin como uno de los ejemplos de lo que necesita hacer un lanzador profesional para retornar bien de la Tommy John.
“Fue duro (inicialmente) para Fernando”, rememoró Melvin. “Se hizo mucho bien por la forma como se condujo. Comenzó a ver los juegos de manera diferente y comprendió mejor lo que necesitaba hacer al retornar. Ahora viene más rápido hacia el plato y cuenta con mejor repertorio”.
“Un lanzador no puede limitarse a sentirse lástima”, expresó Melvin. “Y cuando alguien se somete a una Tommy John, hay buena oportunidad de que retorne tan bien o mejor. Muchos tipos regresan tirando la bola más duro, por el nuevo soporte que tienen en el codo”.
Ya Doubront se enriquece con toda esa información y trata de sacarle provecho, pero reconoce que le cuesta trabaja aceptar lo ocurrido. “Lo pienso, lo tengo en la mente al saber todo el tiempo que voy a pasar sin lanzar”, admitió Doubront a LasMayores.Com. “Creo que es natural que me sienta como desanimado. Me pasa por la mente todo eso, por mi espíritu competitivo, por las ganas de seguir ayudando al equipo, pero ahora no puedo”.
“Afecta en lo mental, sin duda”, subrayó Doubront. “Pero fuera de eso lo que estoy es más enfocado en recuperarme, en hacer todas las cosas bien, esperar ese momento para volver aunque sea a soltar de nuevo”.
En el caso de Doubront, se produjeron características diferentes a las que padece un lanzador al que se le aconseja ese tipo de cirugía que lleva el nombre del pitcher zurdo que hizo historia al ser operado en 1974 por el famoso doctor Frank Jobe.
“El tendón rompió parte de un pequeño hueso y en realidad tenía que haber operación para extraerlo”, detalló Doubront. “Aparte de eso el tendón estaba ya casi roto completamente. El doctor decidió hacerlo todo completo, en vez de solamente extraer el hueso. Yo acepté. Fue la mejor opción”.
Por otra parte, una variante de la lesión de Doubront fue que posiblemente todo haya derivado de molestias en el hombro que sentía desde hace bastante tiempo.
“A lo mejor lo del codo vino de mi lesión en el hombro”, analizó Doubront. “Cuando se daña ese tendón es por esforzarse o poner bastante estrés en el codo. Noté que mi mecánica no era la misma, ni tampoco lo era la soltura en el brazo”.
LasMayores.com | Manolo Hernández Douen