Este sábado se llevó a cabo el acto de graduación de la séptima cohorte del Programa LIDERA. La ocasión fue propicia para que Oliver Blanco, director de Comunicaciones Estratégicas y Relaciones Públicas e Institucionales de la Asamblea Nacional, quien se dirigió a un auditorio lleno de jóvenes emprendedores y comprometidos con el país.
Desde el Paraninfo Luisa Rodríguez de Mendoza de la Universidad Metropolitana, Blanco explicó que en Venezuela formarse en liderazgo es prácticamente un acto de “subversión”, debido a que entre otras cosas, el ser líder implica respetar la diversidad de ideas, talento y debate democrático, cualidades adversas a lo que Venezuela ha visto del liderazgo oficialista en los últimos 17 años.
“El daño ha terminado siendo un combustible para movilizar a quienes queremos construir, aplicando cuanta energía tengamos para lograrlo”, indicó Blanco al tiempo de destacar que para todos debe ser un gran desafío el hecho de formar el liderazgo que debe asumir la construcción del futuro venezolano.
Recordó que desde niño, al igual que las 300 personas que asistieron, había escuchado a muchos decir que los jóvenes son el futuro del país. Explicó que un buen día resolvió “desconfiar” de quienes insistían en repetir la mencionada la frase.
“Verdaderamente somos el presente y solo podremos ser parte del futuro y mejorarlo si no delegamos al tiempo lo que nuestra conciencia y voluntad nos exigen hacer ahora. Quienes nos han prometido ser el futuro, son también quienes repiten que Venezuela es un país rico y comprenden nuestra crisis como un problema netamente de eficiencia e infraestructura”, indicó Blanco.
Ruptura total
Asimismo el director de comunicaciones estratégicas de la AN señaló que lo que está en juego en Venezuela no es un simple cambio de gobierno o de un partido político de turno, sino una ruptura total que conduzca al país a un sistema de gobernabilidad democrática verdaderamente acorde con la dignidad de las personas.
Para Blanco el mencionado “sistema” debe adaptarse a las nuevas formas de un poder que se ha hecho más fácil de obtener y de perder, pero más difícil de ejercer. A su juicio debe ser un sistema solidario que reconozca la pobreza como un tránsito en la vida y no una sentencia permanente.
“Debe ser un sistema que asuma la educación como un proceso que no debe reducirse a la enseñanza y aprendizaje en el aula, sino a afrontar el desafío de crear condiciones para que desde antes de nacer, los niños en formación estén bien alimentados y tengan aseguradas las mismas oportunidades biológicas y de nutrición para crecer y aprender en un ambiente que les estimule”, precisó Blanco.
Al proseguir su discurso Blanco dijo que la educación debe ser una herramienta que incentive la puesta en práctica del conocimiento y le devuelva al educador el lugar que merece en nuestra sociedad. Añadió que debe ser un sistema educativo que asuma la deserción como una realidad y no como una excepción.
“Y además que planee la educación como una decisión más que como una obligación”, indicó.
Asimismo Oliver Blanco señaló que como venezolanos necesitamos sincerarnos y perdonarnos con justicia. De acuerdo a su consideración ningún país del mundo avanza si se encuentra dividido y mucho menos cuando se fuga el talento que a cuestas logró formarse y ahora busca escapar fuera de nuestras fronteras a toda cosa.
“Aquí el que se va sí hace falta y el que se queda, lamentablemente tiene al menos la aspiración de migrar, reduciendo así no solo sus horizontes sino los de nuestro país. El cortoplacismo ya no es el mal de los gobernantes irresponsables sino prácticamente la única opción de una sociedad que no puede pensar en el mañana porque siente que no le pertenece el aquí y el ahora”, dijo el referido director.
Sentencia de muerte
Al referirse al grave problema de violencia que caracteriza a la Venezuela de hoy el director Oliver Blanco explicó que no hay que ser un genio para darse cuenta que los altos niveles de inseguridad prometen a los venezolanos casi una sentencia de muerte. “Es cuestión de suerte”, sentenció.
Pidió a los presentes que al hablar del delicado asunto se haga con sinceridad y agregó: “Si no superamos el simplismo y asumimos que los incentivos a la depredación son mayores que los incentivos a la producción, la empresa criminal supera a la libre empresa y el delito se ha convertido en la más atractiva actividad económica de la nación. No necesitamos un país donde primero sean las armas, sino la gente”.
Convencido de que pronto habrá cambios positivos en el país Oliver Blanco consideró que los cambios inducidos por la globalización demandan que Venezuela se inserte en un mundo competitivo que ya no lo regirá el que tenga mayores recursos naturales sino el que tenga mayor talento.
“Y el talento se construye en libertad, libertad para ser y para hacer. Nosotros somos privilegiados, hemos tenido acceso a oportunidades de educación y de desarrollo a las que muchísimos venezolanos no han tenido y probablemente no tendrán. Mientras Venezuela sobrevive en su crisis, nosotros sí podemos y tenemos que pensar en el mañana. La meta, definitivamente, se llama Venezuela”, finalizó diciendo Blanco.
NP