Potencias mundiales y regionales buscan en una cumbre en Viena que una endeble tregua en Siria se convierta en un cese del fuego que permita poner fin a la guerra de cinco años que ha causado cientos de miles de muertes e impulsado el surgimiento de extremistas islámicos.
Al dar cuenta de los resultados, el secretario de Estado estadounidense John Kerry dijo que se impuso el 1 de junio como plazo para reanudar la ayuda humanitaria a zonas aisladas del mundo exterior.
Si las rutas terrestres continúan bloqueadas, se lanzarán alimentos desde el aire y se incrementarán las presiones internacionales sobre los que impidan el arribo de la ayuda, dijo Kerry.
Añadió que también se aplicará presión para frenar el uso indiscriminado de la fuerza por el ejército sirio, pero no aclaró en qué consistirán esas presiones.
Más allá de esas promesas, la reunión no elaboró medidas concretas para resolver el problema principal que impide llegar a la paz: las divisiones fraccionales. A falta de ello, los avances para poner fin a la violencia y reducir el sufrimiento humano en Siria solo pueden ser marginales y temporarios.
Así lo reconoció Kerry, al declarar a la prensa que para poner fin al conflicto «será necesario conciliar una gama de intereses enfrentados.
«Las partes en conflicto con planes divergentes deberán dar prioridad a la paz», sostuvo.
AFP