Cuatro raciones o más de patatas asadas, cocidas, fritas o en puré puede aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión, según un estudio publicado en la revista médica BMJ.
A su vez, según la investigación, sustituir las patatas por otro tipo de vegetal que no contenga fécula puede reducir el riesgo de tener la tensión alta.
Los autores señalaron que, comparada con otros vegetales, la patata contiene un alto índice glucémico que implica un riesgo de aumentar los niveles de azúcar en sangre.
La patata está entre los alimentos más consumidos en el mundo y ha sido recientemente incluida entre los vegetales sanos por el gobierno americano debido a su alto contenido en potasio. Pero hasta ahora no se había estudiado su relación con la hipertensión.
En este caso, investigadores del Hospital de Mujeres y de la Escuela Médica de Harvard se propusieron analizar si a largo plazo la ingesta de patatas cocidas, asadas, en puré, fritas o en formato chips (las de bolsa) podían tener que ver con la hipertensión.
Para ello controlaron durante veinte años la dieta de 187.000 hombres y mujeres, con especial atención a la frecuencia de su consumo de patatas.
Después de considerar otros factores de riesgo asociados a la hipertensión, observaron que cuatro o más raciones semanales de patatas hervidas, asadas o en puré implicaba un aumento de la tensión arterial en mujeres, pero no en hombres.
Un alto consumo de patatas fritas suponía riesgo de subir la tensión tanto en hombres como en mujeres. En cambio, comer muchas patatas fritas de bolsa (chips) no parece tener relación con un aumento del riesgo.